Observatorio Política Brasileña

Miradas al Sur

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domingo, 30 de enero de 2011

Las damas mueven. Por Ricardo Romero

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Las damas mueven el tablero

Año 3. Edición número 141. Domingo 30 de enero de 2011

La cita presidencial de mañana en la Casa Rosada será el primer encuentro oficial entre las Jefas de Estado Cristina Fernández de Kirchner y su par brasileña Dilma Rousseff. (AP)
En la primera cumbre presidencial de la era Fernández-Rousseff, las Jefas de Estado de Argentina y Brasil impulsarán mañana en Buenos Aires el denominado Polo Industrial del Sur para dinamizar la integración productiva en sectores estratégicos como el energético y el petrolero
El diario Clarín destacaba en su edición del 2 de enero pasado que la presidenta de Brasil Dilma Rousseff no había citado a la Argentina en su discurso de asunción. En menos de 24 horas, se esfumó ese intento de buscar discordias bilaterales, cuando los cancilleres de ambos países anunciaron que la mandataria brasileña fijaba a Buenos Aires como primera visita internacional. Este offside periodístico elude los condicionamientos estructurales que tienen ambos países, tanto históricos como coyunturales, que los relaciona en forma estratégica y preponderante. Al elegir a nuestra nación como principal escala diplomática, Dilma reafirma el énfasis que pondrá en la política exterior en relación con los países del Sur, tanto en América como hacia las naciones pobres o emergentes. Además, buscará continuar con las líneas políticas entabladas en instancias del bloque Unasur y la proyección de Brasil en otros niveles de cooperación internacional, especialmente en el sistema ONU, donde busca ocupar una silla en su consejo permanente.
Por otra parte, se produce un hecho histórico, con el encuentro de dos mujeres al frente de estos Estados. Al ganar la elección presidencial brasileña, la jefa de Estado argentina Cristina Fernández ya le había dicho a su par: “Bienvenida al club de las compañeras de género”. Dilma, al igual que su colega argentina, tiene el desafío de marcar su propio perfil en la gestión y potenciar la popularidad que hereda de Luiz Inácio Lula da Silva. En este sentido, la relación con Cristina abre la posibilidad de mostrar capacidades de conducciones femeninas para trabajar en el armado de una agenda común, especialmente desde, hacia y para mujeres; y esta perspectiva de género será una impronta diferente a la relación Lula-Néstor Kirchner.
En primera instancia, la llegada de Dilma refuerza lazos de convergencia tanto en la integración económica como en la política de ambos países en el escenario latinoamericano y mundial. Mañana, ya en Buenos Aires, la presidenta de Brasil tiene una agenda con una maratónica lista de actividades, que van desde reuniones con Cristina Fernández, y otras ampliadas con sus ministros, hasta la visita al Museo de la Memoria, donde se entrevistará con Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo, reafirmando así su interés por la política de derechos humanos.
Además de repasar los programas sociales desarrollados en ambos países, esta nueva etapa implicará pasar de acuerdos comerciales a políticas de desarrollo que permitan una integración equilibrada. En este encuentro, la agenda de trabajo se centra en profundizar una relación económica a partir de inversiones en infraestructura y desarrollo que faciliten la articulación de cadenas productivas, recursos energéticos y la circulación de productos. En definitiva, pasar de un mercado a un espacio económico común.
De hecho, Dilma le propondrá a Cristina generar un “centro” que fije acciones en ese sentido. Con la Argentina, el objetivo es generar un polo industrial del sur que dinamice la integración productiva en algunos sectores, como la industria automotriz, donde “hubo una cierta desnacionalización de la producción de autopartes”, afirmó el asesor en relaciones internacionales brasileño Marco Aurelio García. La agenda prevé, entonces, temas como la articulación productiva en segmentos como la industria automotriz, la generación energética, como la creación de una usina hidroeléctrica en Garabí o la represa en Neuquén, y la de recursos como la explotación en conjunto de las reservas petroleras del Pre-Salt. Estas líneas se profundizan con planes de transporte y acuerdos técnico-productivos, reforzando un estilo de gobierno que valoriza las relaciones regionales, especialmente con América del Sur.
Esta iniciativa se complementaría con la explotación de la producción petrolera y la generación energética. Los megayacimientos del Pre-Salt, descubiertos en aguas profundas del litoral atlántico, a la altura de Río de Janeiro y Espíritu Santo, convirtieron a Brasil en país petrolero, que lo libera de vaivenes del precio internacional del crudo y dinamiza otras industrias, como la petroquímica. A esto, se suman las inversiones que se quieren hacer en la generación de energía.
Previamente, en la reunión de ministros del 10 de enero pasado, donde se planificó la visita, se acordó la firma de la creación de una hidroeléctrica binacional en Garabí –frontera entre Rio Grande do Sul y Corrientes–, un complejo que se estaría ejecutado en 2012 con una usina que generará unos 2.900 megavatios. Además, se abordará el financiamiento de 728 millones de dólares para la construcción de una represa sobre el río Neuquén, con fondos provistos del Banco Nacional de Desarrollo de Brasil, entre otras inversiones. En definitiva, la visita de Dilma Rousseff confirma la convergencia de ambos países en un futuro de construcción común.
De la guerra a la amistad. Las emergentes Provincias Unidas del Río de la Plata (1810) y el incipiente Imperio Brasileño (1822) comenzaron su vida independiente con una guerra (1825-1828) por la Banda Oriental (o Provincia Cisplatina) que terminó con la constitución de la República del Uruguay (1828). Posteriormente, en otra guerra (1865-1870), fueron aliados contra el Paraguay, que concluyó con la desarticulación de la estructura de relaciones económicas del virreinato, centradas en la Cuenca del Plata, como sostienen algunos historiadores.
Con la formación de los estados nacionales y su inserción en el capitalismo mundial a finales del siglo XIX, los países del Cono Sur se desarrollaron con fuerte vínculos hacia el centro europeo y EE.UU., sin relaciones comerciales sustanciales entre ambos, y sólo con algunos acercamientos políticos, como el apoyo del republicanismo desde 1889 o el acuerdo internacional del ABC (junto a Chile) en 1915, firmado frente al expansionismo norteamericano.
Sin embargo, los gobiernos de la Argentina y del Brasil tenían profundas desconfianzas geoestratégicas que mantuvieron hasta pasada la posguerra. Recién en los setenta, las alianzas anticomunistas de los militares generaron un acercamiento. Los lazos comerciales, impulsados por el desarrollismo, que promovía acuerdos regionales como Alalc o Aladi, tomaban cuerpo con un trasfondo de represión y desapariciones.
Con la democracia, los presidentes Sarney y Alfonsín firmaron un acuerdo en 1986, el Pice (Programa de Intercambio y Cooperación Económica), para fortalecer las instituciones republicanas, que sentó las bases para la constitución del Mercosur en 1991, que funcionó por un tipo de cambio alto, que favoreció el comercio intrazona, y declinó con las devaluaciones.
Tras la crisis neoliberal de 2001, la llegada de Néstor Kirchner, junto a Lula da Silva en Brasil, profundizó lazos económicos y se avanzó hacia nueva dinámica política, con alianzas con otros países de la región y otras bases institucionales como la Unasur, que se contrapusieron a la ofensiva norteamericana del Alca. En definitiva, con estos acuerdos en infraestructura, energía e integración productiva, la visita de Dilma Rousseff profundizará lo mejor de la historia integracionista entre los dos países.



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Otras notas

  • Casi como una metamorfosis kafkiana, devino la mariposa y Brasil ahora comienza a volar con belleza femenina. Aquella joven guerrillera, que padeció la tortura de una dictadura asesina, con el esfuerzo de haberse recibido de economista y haber mostrado su capacidad en la gestión pública, llega a la presidencia luego de haber enfrentado su primera contienda electoral. La flamante presidenta Dilma Rousseff tiene el reto de marcar su impronta en un nuevo gobierno.
  • La presidenta de la Nación, Cristina Fernández, seguirá la próxima semana con su agenda de actividades, que retomó el lunes pasado, luego del fallecimiento del ex presidente Néstor Kirchner. Viajará a Seúl, capital de Corea del Sur, para participar de la V Cumbre del Grupo de los 20 (G-20). Su arribo a esa ciudad está previsto para el próximo miércoles en horas de la tarde. La cumbre tiene dos actividades centrales: la reunión de presidentes y un encuentro con más de 100 de los empresarios más importantes del mundo.
  • Realizar un análisis de la política brasileña no puede restringirse a ver las tendencias en las encuestas o los discursos políticos, por el contrario, debe comprender la formación histórico-social y delimitar la estructura política que se deriva de la misma.
  • El encuentro que el viernes pasado mantuvieron los presidentes Cristina Fernández de Kirchner y Luiz Inácio Lula Da Silva durante cuarenta minutos y con agenda abierta, sirvió para disipar todos los nubarrones que en los últimos días se habían acumulado en el horizonte comercial entre Argentina y Brasil. Apenas finalizada la reunión, Fernández de Kirchner la calificó como “más que buena”. Aseveró que entre ambos países “no hay problemas de ninguna naturaleza” y que “la idea es aumentar el volumen del intercambio comercial”.
  • Se acaban de cumplir siete años de vigencia del “Consenso de Buenos Aires”, magnífico documento político y programático fruto del genio de dos grandes estadistas latinoamericanos con dimensión histórica: el presidente Lula y nuestro querido compañero Néstor Kirchner.
  • Con una finta digna de un crack de fútbol de la selección verdeamarelha, el presidente de Brasil Luiz Inácio Lula Da Silva eludió la marca de la Justicia Electoral –quien lo multó seis veces por hacer proselitismo en favor de la candidata presidencial oficialista Dilma Rousseff– y anunció que sólo ejercerá como Jefe de Estado hasta las seis de la tarde. El resto de las horas, de acá a los comicios del 3 de octubre, lo dedicará exclusivamente a oficiar de maestro de ceremonias en cada acto y mitin del PT.

domingo, 16 de enero de 2011

Lluvias en verano para Dilma

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Lluvias en verano para Dilma

Año 3. Edición número 139. Domingo 16 de enero de 2011
Sin duda, no son lluvias de verano las precipitaciones intensas que vive la región sudeste de Brasil (San Pablo, Río de Janeiro, Minas Gerais y Espíritu Santo). Lamentablemente, forman parte del deterioro ambiental provocado por el desmonte, la emanación de gases y la descontrolada urbanización. Estos diluvios combinan una tendencia de cambio climático con los precarios asentamientos populares, generalmente emplazados en los morros (colinas), dando como resultado el deslizamiento de humildes viviendas, que quedan sepultadas bajo el lodo, en muchos casos con sus habitantes dentro.
De hecho, son unas 40.000 personas afectadas en la zona serrana del estado de Río de Janeiro. En los municipios de Teresópolis, Nueva Friburgo y Petrópolis suman más de 5000 viviendas destruidas y casi 500 víctimas fatales; número que aumentará durante el proceso de rescate, según anunció Defensa Civil. Es una de las mayores catástrofes en la historia de Teresópolis, destacaron el secretario de Ambiente del Estado de Río de Janeiro, Carlos Minc y el alcalde de esa prefectura, Jorge Mário Sedlacek.
La tragedia se instaló en la agenda de Dilma Rousseff. El miércoles se sobrevoló el área junto al gobernador del estado Sérgio Cabral. Posteriormente, secundada por el alcade Demerval Barbosa Moreira Neto, conversó con vecinos afectados de Nueva Friburgo. Luego, en el Palacio de Guanabara, Dilma y Cabral hablaron con la prensa, donde la presidenta destacó: “Vamos a realizar acciones específicas para este momento (...) pero debemos avanzar en un proceso de cambio de lo que viene de largas décadas, lo que significa tener una política habitacional para el país (...) esto comenzó con el programa ‘Mi casa, mi vida’, que continuaré (...) porque no hay manera de evitar las ocupaciones precarias sin dar una alternativa de vivienda”.
Como acciones inmediatas, tras declarar el estado de catástrofe y por pedido del gobernador, Dilma dispuso el emplazamiento de la Fuerza de Seguridad Nacional del Ministerio de Justicia, que desde este viernes está, por tiempo indeterminado, haciendo rescates en los municipios. Además liberó una partida de 780 millones de reales para cubrir los daños y ayudar en las zonas. A su vez, dispuso la asignación de alquileres sociales, subsidios Bolsa Familia y prestaciones de asistencia continua para los afectados, y delineó inversiones del PAC para la reconstrucción de la región y obras de infraestructura.

domingo, 9 de enero de 2011

Entrevista a María do Rosario

Año 3. Edición número 138. Domingo 09 de enero de 2011

María do Rosario Nunes, encargada de la política de Derechos Humanos de Brasil.
Entrevista: Maria Do Rosario Nunes, secretaria de DD.HH. de Brasil. La ministra brasileña explica por qué el gobierno de Rousseff elevará a los derechos humanos como una política de estado estratégica
Siendo la primera mujer en presidir Brasil, Dilma marcó su impronta de género ampliando la participación femenina en los ministerios. Y no sólo elevó la cantidad, sino que les otorgó roles importantes en su gestión.
Planeamiento, Desarrollo Social o Igualdad Racial, son algunas de las áreas destacadas. A su vez, si recordamos que Dilma padeció el encarcelamiento y la tortura por la Dictadura Militar (1964-1985), la Secretaría de Derechos Humanos, que tiene rango de Ministerio, será un área significativa de su gobierno. Para este cargo, eligió a Maria do Rosario Nunes, una educóloga oriunda de Rio Grande Do Sul.
"Reafirmar la ciudadanía de las mujeres, ampliar la inclusión a través de los derechos y profundizar los compromisos internacionales en DD.HH. serán los principales lineamientos que tendrá esta área", afirmó la flamante funcionaria a Miradas al Sur, repasando los objetivos de la Secretaría.
–¿Es una de las elegidas en el gobierno de Dilma, qué se siente?
–Me siento muy honrada de estar en el equipo de la primera mujer presidenta de Brasil. Una de las metas de esta gestión será erradicar la pobreza absoluta en Brasil. Sin embargo, no lo lograremos mientras que los brasileños vivan con sus derechos vulnerados. Así que queremos construir una cultura donde la inclusión y la garantía de derechos vayan de la mano.
–¿Y cómo se marca la perspectiva de género en el gobierno de Dilma?
–El hecho que una mujer con la historia de Dilma gobierne Brasil, ya es un gran símbolo. Además, ella promueve un gobierno de mujeres, con una participación sin precedentes en los ministerios –que son nueve, en total–. Lo que necesitamos ahora es ampliar las políticas afirmativas de género, extender los derechos y generar el empoderamiento de las mujeres.
–¿Cuál será la prioridad de la Secretaría?
–Nuestra prioridad será mantener este proyecto de desarrollo económico con inclusión social. Durante mucho tiempo, estas directrices fueron tomadas como incompatibles en Brasil. El Presidente Lula ha demostrado que podemos crecer económicamente a través de la inclusión social. Éste es el núcleo de nuestro proyecto, que será mantenido y profundizado en la presidencia de Dilma.
–En ese sentido, ¿qué dejó el gobierno de Luiz Inácio Lula Da Silva?
–Creo que la principal contribución que el presidente Lula hizo en Brasil fue la recuperación de la autoestima de la población. Mediante la promoción de la inclusión de 28 millones de personas, que salieron de la pobreza, y llevar al promedio de clase media a 36 millones de brasileños, el gobierno de Lula rescató los valores de nuestro pueblo. Este proceso dio lugar a la dignidad de estas personas, lo que considero la mejor de todas las herencias.
–¿Qué cosas faltaron concretar durante la anterior gestión?
–Se hizo mucho, pero no se hizo todo. Pese a sus enormes avances, sabemos que todavía hay muchas personas en condiciones de vulnerabilidad, con derechos que han sido quebrantados, víctimas de la violencia. Estoy segura de que vamos por buen camino, pero es preciso avanzar en garantizar las conquistas de todas las personas.
–¿Cómo actuará la Secretaría de Derechos Humanos?
–Nuestro trabajo en la Secretaría de Derechos Humanos consistirá en garantizar los derechos de la mujer y la confrontación de todas las formas de discriminación y prejuicios. Estamos realizando un mapeo de las medidas adoptadas por la Secretaría y vamos a proponer su ampliación y mayor eficacia. Queremos avanzar mucho en un sistema de derechos garantizados para todas las personas, sobre todo porque los derechos humanos son indivisibles y, por tanto, se refieren a todas las personas. Nuestro objetivo es ampliar la garantía de los derechos, que le dé acceso a todas las personas. Cada uno de los 190 millones de brasileños necesitan conocer sus derechos y luchar por su aplicación efectiva.
–¿Y cómo piensan implementar esa política?
–Vamos a trabajar desde la transversalidad de las acciones y el diálogo con los gobiernos locales y la sociedad civil, para proponer medidas eficaces para garantizar los derechos. Nuestro objetivo es un trabajo descentralizado de la Secretaría de Derechos Humanos, sirviendo a todo el Brasil. La meta principal de este gobierno es la erradicación de la pobreza en el país. Para ello, nos centramos en las acciones que, cada año, contribuirá a los avances en la dirección de nuestro objetivo final.
–¿Cómo ve a Brasil a nivel internacional en términos de Derechos Humanos?
–En su discurso inaugural, la presidenta Dilma reafirmó como valores clásicos de la diplomacia brasileña: promover la paz, los derechos humanos y el fortalecimiento del multilateralismo. Ésta es nuestra línea de trabajo. Hoy en día, Brasil está en un lugar preponderante en la comunidad internacional, precisamente por la coherencia de los valores que profesa.
Es impensable imaginar un debate sobre cualquier cuestión mundial y que Brasil no esté sentado a la mesa, y además en calidad de un interlocutor cuyas opiniones influyen en las decisiones que deban tomarse. Las tareas asumidas por Brasil en el escenario internacional de Derechos Humanos, por el reconocimiento y la importancia que ha tenido para nuestro país este tema, trae consigo responsabilidades de igual tamaño.
Y Brasil ha firmado tratados y compromisos en materia de Derechos Humanos, que fueron asumidos por el Estado y deben ser cumplidos por nuestro gobierno.



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Otras notas

  • En una semana termina el mandato de Luiz Inácio Lula da Silva, el tornero mecánico que llegó a la presidencia de la mano del Partido dos Trabalhadores para cambiar Brasil. En el Foro Social Mundial de 2002, recién elegido, sostuvo que un gobierno de izquierda debe evaluarse a partir de los cambios que generó a favor de la sociedad. En ese sentido, podemos afirmar que Brasil cambió.
  • Camino al Planalto, Dilma Rouseeff va configurando su gabinete. Para el armado del equipo esta considerando tres grandes líneas: el criterio económico, la coalición de gobierno y la perspectiva de género; punto importante, teniendo presente que será la primera presidenta de Brasil e intentará revertir la magra representación femenina en el parlamento, que a penas alcanza un diez por ciento.
  • El diario Folha de Sao Paulo logró que el Tribunal Superior Militar brasileño tenga que abrir los archivos de Dilma Rousseff de la dictadura. Algo que el periódico tituló como un logro de toda la ciudadanía. Sin embargo, en realidad esto comenzó como un intento de publicar la historia de la candidata durante el período electoral, y no para favorecerla. Justamente la Folha de Sao Paulo intentó tomar esta historia para descalificar a Dilma y considerarla "terrorista", cuando el terrorismo de Estado lo comenzaron los militares brasileños en 1964.
  • Casi como una metamorfosis kafkiana, devino la mariposa y Brasil ahora comienza a volar con belleza femenina. Aquella joven guerrillera, que padeció la tortura de una dictadura asesina, con el esfuerzo de haberse recibido de economista y haber mostrado su capacidad en la gestión pública, llega a la presidencia luego de haber enfrentado su primera contienda electoral. La flamante presidenta Dilma Rousseff tiene el reto de marcar su impronta en un nuevo gobierno.
  • Esta semana se celebró la edición número 40 de la Cumbre del Mercosur en la ciudad de Foz de Iguazú. Cuando faltan apenas tres meses para que se cumplan los 20 años de existencia de este bloque regional y en plena despedida de Luiz Inácio Lula da Silva, que dejará los mandos cuando el mes próximo Brasil entregue la presidencia pro témpore a Paraguay.
  • Pasadas las elecciones y ganadora Dilma Rousseff, es hora de bajarse del escenario y encarar el Brasil real. Hay mucho que hacer. Los datos siguientes son todos oficiales.
    Pese a los avances sociales del gobierno de Lula, según la Encuesta Nacional por Muestreo a Domicilio –Pnad 2009–, Ibge, divulgada el 8 de septiembre, el ingreso medio del brasileño, calculado en 650 dólares el año 2009, fue un 2,2% inferior al del 2008.

Entrevista a Raúl Pont

Por Ricardo Romero, politólogo UBA/Unsam internacional@miradasalsur.com
























El ex Alcalde de Porto Alegre y actual Diputado por Rio Grande Do Sul, analiza las perspectivas de un probable gobierno de Rousseff En momentos en que se libra la segunda vuelta electoral en Brasil, Miradas al Sur entrevistó a Raúl Pont, dirigente socialista del Partido dos Trabalhadores, ex Alcalde de Porto Alegre y actual Diputado Estadual por Rio Grande Do Sul.



–¿Se abre una nueva etapa en Brasil?



–Aún falta ganar, pero estamos con las encuestas dando a Dilma de 10 a 12 puntos a favor. De hecho, la primera vuelta fue una gran victoria, se consiguió el 47 por ciento de los votos, muy parecido a lo que ocurrió con Lula en 2006, no hay una preocupación por no haber ganado en el primer turno, pero estamos trabajando para garantizar la victoria este 31.



La consigna de la campaña es: “Luchar para seguir cambiando”; es un poco de continuidad, pero también hay cambios, necesariamente; porque Lula ha vivido los 8 años sin una relación de fuerzas favorable en el Congreso. Con una popularidad impresionante, muy buena, es más, sale con casi el 80% de adhesión, pero esto no significa una relación de fuerza real en la sociedad. Porque los medios de comunicación, la Justicia y las instituciones clásicas del capitalismo se mantienen muy fuertes.



Dilma no tiene el carisma, no tiene la historia de liderazgo popular que tiene Lula, pero es una compañera confiable, con una larga tradición de lucha, y que tenemos la certeza que no solamente continuará, sino que va a dar continuidad a nuestras experiencias.



–¿Qué experiencias deja el gobierno Lula?



–Si bien sabemos que la Reforma Política que queríamos para el Brasil no la logramos con Lula, no porque no tuvo la iniciativa, sino que no tuvimos los votos en el Congreso ni una movilización popular suficiente para alcanzarla, en lo económico el país ha cambiado mucho en la defensa de las empresas públicas estatales, especialmente en su fortalecimiento, principalmente la Petrobras. Para tener una idea de lo que eso significa para el país, en los próximos cuatro años hay una proyección de hacer inversiones, de las nuevas reservas de petróleo que se han encontrado en las explotaciones del Pre Sal en las costas brasileñas, en torno a 220 billones de dólares. Eso da una pauta del rol que cumple una de las empresas públicas en el país.



También sobre los bancos Públicos, como la Caja Económica Federal, que es el gran instrumento para la vivienda popular, donde está la proyección de hacer más de dos millones de casas y departamentos populares en el próximo período, para enfrentar uno de los grandes problemas de la gente pobre en Brasil, que es el acceso a una vivienda digna, que millones aún no tienen.



Podemos rescatar la experiencia de la educación, que después de prácticamente una década de parálisis con los neoliberales, la Universidad brasileña pública y gratuita vuelve a crecer, son 16 nuevas universidades federales creadas y un gran crecimiento de las antiguas, especialmente en las vacantes ofertadas en todas ellas, y un número impresionante de nuevas escuelas técnicas, que también el país no conocía hace mucho tiempo.



A su vez, los recursos federales para los Estados y Municipios también ampliaron los servicios y las posibilidades de políticas de vivienda, de escolaridad, de salud o de jubilación pública; todo eso a contramano de lo que pretendían los neoliberales, son las experiencias que dejó el gobierno Lula.



–¿Y qué hay que cambiar?



–Nosotros tenemos conciencia que hay que mejorar la participación popular, ampliarla en el gobierno. Las experiencias de Democracia Participativa que desarrollamos aún están muy restringidas a los gobiernos locales y eso es insuficiente. Ahora tenemos que intentar transferir esa práctica para el Plan Estadual y el Nacional.



Los desafíos o los retos están más o menos claros, para llevar una mayor participación popular, vamos a tener un enfrentamiento principalmente en el primer año; tenemos que hacer la reforma política, porque en el segundo será muy difícil, porque en 2012 tendremos las elecciones municipales, entonces una tentativa es aprovechar la victoria electoral y mejorar la situación de las elecciones proporcionales. Porque los grandes victoriosos en el Congreso fueron los candidatos separados y esto afecta la representación.



–¿Qué rol juega el Pmdb?



–La elección presidencial en Brasil ha generado un nuevo problema, porque la adhesión del Pmdb a la lista de Dilma no fue completa, no fue Nacional, la mayoría cerró en la coalición, pero en algunos estados, como el mío, Río Grande Do Sul, vamos a tener en los próximos meses una nueva composición partidaria; se está construyendo una redefinición político partidaria en Brasil que será muy importante. Los partidos como el Pmdb que quedaron en estos años sin asumir una posición neoliberal, pero sin un compromiso para volver a ser una izquierda más consecuente, a pesar de tener una vieja tradición de resistencia a la dictadura y la lucha por la democracia, va a vivir una contradicción muy fuerte, así como el PDT de Brizola, que desde su muerte es un partido que tiene mucha dificultad de mantener una identidad propia.



–¿Cómo será la política exterior en América latina?



–Creo que el gobierno de Dilma va a mantener la política externa, por el crecimiento económico y por el rol de las políticas en la infraestructura que Lula vino trabajando. Todo apunta para profundizar una integración con los países de América. Aunque hay que avanzar en un aspecto político, la integración tiene que afrontar una estrategia que profundice el Mercosur en ese aspecto.



A su vez, tal como vimos en Unasur, las manifestaciones conjuntas de solidaridad contra todo intento golpista antidemocrático es un presupuesto de construcción que hay que trabajar muy fuerte.



–¿Cómo se conjuga la política de Estado con la programática?



–Lula ha logrado ese papel, por su carisma, figura y origen; pero no sé si con Dilma vamos a tener ese protagonismo, porque ella tiene otra construcción. Vamos a trabajar para que pueda mantener y cumplir este rol de un liderazgo internacional en las relaciones con África, Asia o los Bric’s. Es una política importantísima para ampliar las relaciones del país, para no ser rehenes, como fuimos durante mucho tiempo, de Estados Unidos y la Unión Europea. Las relaciones internacionales no son solamente políticas, son también de mayor autonomía, de mayor relación con los pueblos de América, África o de Asia, y esto desde el partido tenemos una coincidencia muy fuerte que es una política a perseguir y desarrollar en el próximo período.







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Brasil se viste de mujer

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Brasil se viste de mujer


Dos rostros (uno del prontuario) de la ex guerrillera devenida en Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff heredera política de Lula. (AP)
La flamante presidenta Dilma Rousseff tiene el reto de marcar su impronta en un nuevo gobierno. Su gestión no está exenta de desafíos y piedras en el camino
Casi como una metamorfosis kafkiana, devino la mariposa y Brasil ahora comienza a volar con belleza femenina. Aquella joven guerrillera, que padeció la tortura de una dictadura asesina, con el esfuerzo de haberse recibido de economista y haber mostrado su capacidad en la gestión pública, llega a la presidencia luego de haber enfrentado su primera contienda electoral. La flamante presidenta Dilma Rousseff tiene el reto de marcar su impronta en un nuevo gobierno.
Se pueden delimitar tres grandes desafíos para su gestión: articular y liderar la nueva coalición de gobierno; mantener las políticas sociales con sustentabilidad en el crecimiento y sostener la inserción internacional de Brasil. Un error frecuente al analizar la política brasileña es decir que gobierna el PT (Partido de los Trabajadores), pensando que el partido del ejecutivo es de gobierno. Con sólo ver la fórmula, en la cual el vicepresidente es del Pmdb (Partido del Movimiento Democrático Brasileño), debe comprenderse que, ciertamente, gobierna una coalición. De hecho, la politología brasileña denomina al sistema político local como “presidencialismo de coalición”.
La gestión de Dilma no va a escapar a este proceso. No sólo porque este gobierno surge de una alianza, sino que además tiene que constituir una mayoría parlamentaria. Si se observa el legislativo brasileño, el PT, siendo la principal bancada con 88 diputados, representa sólo el 17% del cuerpo, y junto a sus aliados tradicionales o cercanos, como el PSB (Partido Socialista Brasileño), el PCdB (Partido Comunista do Brasil) o el PDT (Partido Democrático Laborista), apenas llega al 32% de la Cámara, por lo que requiere del acuerdo estratégico del Pmdb, con sus 79 representantes, para lograr una mayoría estable. Algo parecido sucede en el Senado.
En ese proceso, Dilma debe contener un armado volátil. A diferencia de Lula, que podía sumar a sus ex adversarios políticos como ministros (Ciro y Garotinho), Dilma tendrá que acordar para garantizar su gobernabilidad. Como primer paso, tendrá que mantener equilibrios tanto en la interna del PT, que tiene 17 Ministerios (entre ellos, las carteras clave como Hacienda, Planeamiento y la Casa Civil), como en su relación con el resto de los partidos. Por lo que tendrá que responder a las demandas de las izquierdas del PT con un gabinete que cuenta con nueve ministros independientes, 6 del Pmdb, 2 del PSB y uno de cada partido de la coalición: PCdoB, PDT, PR (Partido de la República) y el PP (Partido Progresista).
En lo que respecta al rumbo económico, Dilma tendrá la responsabilidad de mantener la solidez económica que presentó la gestión de Lula. Repasando algunos números, tuvo una tasa sostenida de crecimiento del 3,9 % anual frente al 2,5% de FHC. En tanto que la inflación pasó de una media de 9,1 a 5,7; las tasas de interés descendieron del 26,56 al 14,77%; con un el incremento del crédito del 26 a 45% del PBI, a la vez reduciendo el riesgo país de 2035 a 178 puntos, con el incremento de las reservas que pasaron de 44 a 138 mil millones.
A su vez, tendrá que generar nuevas dinámicas para transformar los programas sociales de inclusión, como la Bolsa Familia, en políticas activas de desarrollo que estimulen la producción y el empleo. En ese sentido, si bien tiene el PAC (Programa de Aceleración del Crecimiento) y la responsabilidad de encarar la organización de dos megaeventos, como el Mundial de Fútbol 2014 y las Olimpiadas 2016, que propiciarán inversiones en infraestructura, deberá enfrentar un fuerte déficit fiscal que puede limitar esta orientación.
En lo que refiere a la inserción internacional, Dilma recibe un comercio exterior que pasó de un déficit de 8,6 mil millones a un superávit de 240. Acompañado de una reorientación de su política exterior. De la lógica librecambista que propiciaba FHC con el Mercosur y el Alca, a una política de integración regional alternativa, con base en la región y articulada con los países del Bric (Rusia, India y China).
Sin embargo, la sobrevaluación del Real, combinadas con devaluaciones de los países centrales, condiciona la competitividad de los productos brasileños y, si bien compensa con industrias complementarias argentinas o la demanda sostenida de China e India, esta tendencia se puede revertir. Incluso, variaciones cambiarias y de rentabilidad financiera pueden provocar fugas de capital u otros vaivenes monetarios.
Esta situación, condiciona la política internacional a reforzar lazos en el Bric en términos económicos. En el marco latinoamericano, como en la Unasur, Dilma tendrá que suplantar el peso del liderazgo que tiene Lula en América latina, aunque no será difícil por el rol estratégico que juega Brasil en ambos escenarios.
Con estos horizontes, comienza el nuevo rumbo. Dilma ya logró aumentar la cuota de mujeres en el gabinete, pasando de 3 a 9, y logró que Lula manifestara su apoyo a una eventual reelección, un gesto que da pie a un Brasil que ahora viste de mujer.



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Otras notas

  • Camino al Planalto, Dilma Rouseeff va configurando su gabinete. Para el armado del equipo esta considerando tres grandes líneas: el criterio económico, la coalición de gobierno y la perspectiva de género; punto importante, teniendo presente que será la primera presidenta de Brasil e intentará revertir la magra representación femenina en el parlamento, que a penas alcanza un diez por ciento.
  • En las elecciones de octubre en Brasil se enfrentarán dos grandes coaliciones, la que impulsa a Dilma –donde tenemos al PT acompañado por el incondicional PCdB (Partido Comunista do Brasil), junto al varguismo del PDT (Partido Democrático Trabalhista) y al estratégico PMdB (Partido do Movimiento Democrático Brasileiro)–, que enfrenta a Serra –que lo sostiene el PSdB secundado por su condicional aliado Demócratas, otra rama varguista expresada por el PTB (Partido Trabalhista Brasileiro) y el PPS (Partido Popular Socialista –ex Partido Comunista Brasileño–).
  • Si el carisma y la aceptación masiva de un dirigente político tuviesen carácter tran­sitivo, el mejor ejemplo lo estaría dando por estos días la candidata presidencial brasileña por el Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff.
  • Buenas noticias para la vecindad, Marco Aurelio García, quien era considerado por la prensa opositora paulista como una especie de infiltrado argentino en el gobierno lulista, probablemente sea el próximo Canciller de Brasil. García, actual asesor estelar en política exterior del Palacio Planalto, entiende que el “interés nacional” de su país comulga con el “interés regional” de Sudamérica; por lo tanto, si es cierto que Brasilia marca el rumbo de la región, el proceso de integración del Cono Sur no sufrirá coletazos cuando Dilma Rousseff asuma la Jefatura de Estado el próximo 1º de enero.
  • "Es hora de que una mujer sea presidenta de Brasil”, dijo la candidata del Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff, quien continúa su cosecha de voluntades y, como la espuma, no deja de subir en las encuestas.
  • Con una finta digna de un crack de fútbol de la selección verdeamarelha, el presidente de Brasil Luiz Inácio Lula Da Silva eludió la marca de la Justicia Electoral –quien lo multó seis veces por hacer proselitismo en favor de la candidata presidencial oficialista Dilma Rousseff– y anunció que sólo ejercerá como Jefe de Estado hasta las seis de la tarde. El resto de las horas, de acá a los comicios del 3 de octubre, lo dedicará exclusivamente a oficiar de maestro de ceremonias en cada acto y mitin del PT.
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Brasil: Año nuevo, gobierno nuevo

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Brasil: Año nuevo, gobierno nuevo

Año 3. Edición número 136. Domingo 26 de diciembre de 2010

La presidenta Rousseff asume el 1º de enero. (AP)

Otras notas

  • Pasadas las elecciones y ganadora Dilma Rousseff, es hora de bajarse del escenario y encarar el Brasil real. Hay mucho que hacer. Los datos siguientes son todos oficiales.
    Pese a los avances sociales del gobierno de Lula, según la Encuesta Nacional por Muestreo a Domicilio –Pnad 2009–, Ibge, divulgada el 8 de septiembre, el ingreso medio del brasileño, calculado en 650 dólares el año 2009, fue un 2,2% inferior al del 2008.
  • Realizar un análisis de la política brasileña no puede restringirse a ver las tendencias en las encuestas o los discursos políticos, por el contrario, debe comprender la formación histórico-social y delimitar la estructura política que se deriva de la misma.
  • Las inversiones en proyectos productivos suman 12.758 millones de pesos. Son el tercer rubro de la cartera. En los primeros seis meses del año el crecimiento acumulado fue de 9.242 millones de pesos.
    El Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES superó, en junio pasado, los $150.000 millones, tras una suba de 2,8% respecto de mayo y de 31% en comparación con el mismo período de 2009.
    Además, el FGS sigue aumentando los fondos destinados a financiar la economía real, ya que las inversiones en proyectos productivos suman $12.728 millones, lo que implica una suba de 3,4% desde mayo.
  • En los últimos diez días, la Presidenta Cristina Fernández tomó una serie de medidas que ratifican la dirección del Gobierno de profundizar sus políticas de seguridad social. El 24 de noviembre pasado, anunció el pago de una suma extra por única vez de 500 pesos para los jubilados que cobren hasta 1.500 pesos por mes.
  • A todas luces, el ascenso de Dilma Rousseff se trata de un triunfo más del actual presidente, que luego de ocho años de gobierno se retira con casi 80 por ciento de aprobación. El apoyo popular a Lula es sólido, sostenido en el tiempo, y atraviesa todos los sectores sociales. Oponerse a Lula, dicen amigos brasileños, es como poner en cuestión la ley de la gravedad. Su hegemonía es tan fuerte que un anuncio publicitario de su adversario Serra incluye la imagen de Lula. Desde una mirada de larga duración, habrá un antes y un después de sus ocho años al frente de Brasil.
  • "Es hora de que una mujer sea presidenta de Brasil”, dijo la candidata del Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff, quien continúa su cosecha de voluntades y, como la espuma, no deja de subir en las encuestas.
En una semana termina el mandato de Luiz Inácio Lula da Silva, el tornero mecánico que llegó a la presidencia de la mano del Partido dos Trabalhadores para cambiar Brasil. En el Foro Social Mundial de 2002, recién elegido, sostuvo que un gobierno de izquierda debe evaluarse a partir de los cambios que generó a favor de la sociedad. En ese sentido, podemos afirmar que Brasil cambió.
Al repasar algunos datos comparativos al país que dejó el ex jefe de Estado Fernando Henrique Cardoso, podemos ver que desde el 2002 al 2010 la generación de empleos pasó de cinco millones a catorce millones, con una fuerte suba de los salarios reales, donde el mínimo pasó de 111 a 291 dólares mensuales. Y este cambio se debió a fuertes políticas de empleo, con un incremento de la inversión que pasó de 6,9 a 35 mil millones de reales. Teniendo un impacto en la redistribución del ingreso, aumentando la participación de los asalariados del 31 al 35 por ciento del PBI y reduciendo el índice de desigualdad (Gini) del 0,596 al 0,561. Esto se refleja en la reducción de la pobreza, que pasó del 21,1 al 10,5 por ciento.
A su vez, en lo que refiere a derechos, en materia de salud se pasó de una inversión media de 22,47 a 57,47 mil millones de reales, ampliando la cobertura pública de 60 a 100 millones de habitantes. En tanto que en educación también hubo un aumento de inversión, que pasó de 12 a 44 mil millones de reales, especialmente en educación básica, que pasó de 5 a 13,7 por ciento. Teniendo a su vez un fuerte impacto en la educación superior, donde se creó quince nuevas universidades federales y 117 campus de enseñanza superior, aumentando así de 117 mil a 200 mil vacantes anuales, con un total de 700 mil becarios. En tanto que en derechos sociales, el Programa Bolsa Familia alcanza a 12,6 millones de familias. Propiciándose a su vez una reforma agraria, que amplió la cobertura de 11,4 a 67,73 millones de hectáreas aplicadas.
Pero los cambios no concluyen en enero, porque a partir de la participación ciudadana se generó un Programa de Aceleración del Crecimiento, que a través de 65 Conferencias Nacionales en los Consejos de Desarrollo, Seguridad Alimentaria, Juventud, Mujer, Afros, entre otros, permitieron la participación de unas cinco millones de personas que elaboraron políticas que seguramente la gestión de Dilma Rousseff les dará marco para seguir transformando el Brasil.

Las tres prioridades del gabinete de Dilma

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Las tres prioridades del gabinete de Dilma

Año 3. Edición número 134. Domingo 12 de diciembre de 2010
Camino al Planalto, Dilma Rouseeff va configurando su gabinete. Para el armado del equipo esta considerando tres grandes líneas: el criterio económico, la coalición de gobierno y la perspectiva de género; punto importante, teniendo presente que será la primera presidenta de Brasil e intentará revertir la magra representación femenina en el parlamento, que a penas alcanza un diez por ciento.
Como línea económica, determinó continuar con el desarrollismo monetarista de Guido Mantega; pero ahora su compañero en el Central será el gaucho Alexandre Tombini y desde Planificación tendrá el apoyo de Miriam Belchior. De esta manera, Dilma intentará mantener una política que a Lula le dio resultados, a partir de una sostenida disciplina fiscal y monetaria, impulsando el crecimiento que le permita generar recursos para redistribuir y así incluir a millones de brasileños/as al consumo. Y para no perder el tinte desarrollista, está tentando a un empresario, Jorge Gerdau, para ocupar Asuntos Estratégicos o el Consejo de Desarrollo Económico.
En tanto que para articular la coalición, esta incorporando miembros del Pmdb al gabinete; mantendrá a Wagner Rossi en Agricultura; reasumirá Edison Lobao en Minas y Energía; y se incorporan Pedro Novais en Turismo; Garibaldi Alves, para Previsión Social y Wellington Moreira Franco, que dirigirá la Secretaría de Asuntos Estratégicos. A su vez, suma a una mujer de ese partido, Ideli Salvatti, quien ocuparía la cartera de Agricultura y Pesca.
Marcar la perspectiva de género en el gabinete es el eje más importante que encarará Dilma en las próximas designaciones. Tratará de cambiar la situación que se presenta en el legislativo, donde la cuota en la nómina de candidatas no tiene su efecto en la elección de representantes, como vemos de 513 diputados sólo 44 son mujeres y en el Senado son 10 de 72.
En ese marco, Dilma buscará cambiar esa tendencia en el ejecutivo, y si bien desde la izquierda avanzada se propone equidad de género para los gabinetes, el objetivo es colocar al menos un tercio en los ministerios, lo que pareciese ser un buen paso, marcando así una impronta de género diferenciado en la gestión de una mujer.
De hecho, Dilma superaría a todos sus antecesores. Desde que Collor de Mello designó como ministra de Economía a su esposa, hasta el gobierno de Lula, la cantidad de mujeres en los gabinetes se contaron con los dedos de la mano. FHC no tuvo más que dos y Lulallegó a tener cinco.
Como señalamos, ya confirmó a Miriam Belchior y a Idela Salvatti; A lo que se suman María do Rosario en DD.HH.; y Helena Chagas en Comunicación Social de la Presidencia. Otros nombres corren como posibles ministras, las Comunistas Jandira Feghali y Manuela D´Avila, esta última para Deportes; o la filósofa Marilena Chaui en Cultura. Incluso mantendrían sus carteras Isabella Teixiera de Ambiente y Marcia Lopes en Desarrollo Social.
Pero como no es sólo una cuestión numérica, Dilma esta obsesionada por buscar mujeres en dos secretarías especiales, la de Igualdad y la de Mujer. Allí intentaría poner una compañera afrodescendiente que aún no encuentra su perfil y en la otra secretaría estuvo en danza el nombre María do Rosario, pero presentaba inconvenientes en el equilibrio interno del PT.
Lo cierto es que Dilma busca encontrar su propio estilo en el gobierno y seguramente es uno de los tantos pasos de cambio que están por venir. Paradójicamente, tendrá a dos hombres como mano derecha, Antonio Palocci como jefe de Gabinete y a Gilberto Carvalho como Secretario General de la Presidencia.

Prontuario

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Prontuario Enviado por Gisela Carpineta el Sáb, 21/11/2010 - 00:22. in ColumnistasInternacional
Por Ricardo Romero. Politólogo UBA/Unsam http://www.politicabrasileña.com.ar/ internacional@miradasalsur.com

Prontuario

Año 3. Edición número 131. Domingo 21 de noviembre de 2010
El diario Folha de Sao Paulo logró que el Tribunal Superior Militar brasileño tenga que abrir los archivos de Dilma Rousseff de la dictadura. Algo que el periódico tituló como un logro de toda la ciudadanía. Sin embargo, en realidad esto comenzó como un intento de publicar la historia de la candidata durante el período electoral, y no para favorecerla. Justamente la Folha de Sao Paulo intentó tomar esta historia para descalificar a Dilma y considerarla “terrorista”, cuando el terrorismo de Estado lo comenzaron los militares brasileños en 1964. De hecho, el periódico fue obligado a ceder espacios a Dilma por réplicas a las acusaciones que él mismo había realizado. De todos modos, esta semana se podrá acceder a un material que seguramente quedará en la historia de Brasil, realizar la lectura de los reportes militares sobre una joven de 20 años marcará a cuánto llegaron los regímenes de la región y contribuirá a seguir recuperando la memoria de ese país y del continente. Dilma tuvo la valentía de enfrentar a un régimen dictatorial que había tomado ilegalmente el Estado brasileño. La opción de lucha armada que llevó adelante su organización, la Vanguardia Revolucionaria Palmares, se dio en un contexto donde no había garantías institucionales. Y el proceso judicial de la Folha de Sao Paulo va a permitir saber las acciones de esa estudiante desde la perspectiva de los dictadores brasileños, que lamentablemente muchos de ellos hoy caminan libres en las calles de Brasil. Quizá con este paso comiencen a recuperarse la memoria y los derechos humanos de nuestros vecinos.

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Después de la Caipirinha

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Después de la Caipirinha Enviado por Gisela Carpineta el Sáb, 06/11/2010 - 00:22. in ColumnistasInternacional
Por Ricardo Romero, desde Porto Alegre. Politólogo UBA/Unsam http://www.politicabrasileña.com.ar/ internacional@miradasalsur.com

Pasado el efecto de la caipirinha y entrando en la sobriedad politológica,se debe realizar un análisis de los resultados electorales en las presidenciales de Brasil.Se puede decir,combinando la pasión y las utopías,que la victoria de la ahora Presidenta electa Dilma Rousseff mantiene al país carioca en el eje latinoamericanista,marca la continuidad de un proyecto nacional y expresa el avance en derechos –con la elección de la primera mujer para la presidencia brasileña –.Esta situación no exime de realizar algunas consideraciones.

Sin perder el ánimo de festejo,el mapa electoral muestra ciertas alertas.Se mantiene el efecto de arenización (ganar en las regiones norte y nordeste y perder en el centro,sudoeste y sur).Y aunque este desplazamiento se produce llevando ciudadanía hacia esas regiones,ese voto depende mucho de la acción estatal,por lo que va a ser un desafío recuperar los apoyos en los centros urbanos,especialmente porque la alta abstención,unos dos millones de votantes respecto al primer turno, puede jugar desfavorablemente en otra elección.
Si bien Dilma obtuvo victorias contundentes en distritos estratégicos como Bahía,Minas Gerais o Río de Janeiro,sufrió derrotas como en San Pablo o el mismo Río Grande do Sul,y más aún,en Porto Alegre,su ciudad,donde si bien el PT mantuvo sus 350 mil votos históricos,no pudo conseguir los 50 mil necesarios para ganarle a Serra.Y cabe visualizar que,a pesar de la derrota,Serra venció en 4 capitales,inclusive en 11 donde los prefeitos apoyaban a Dilma.Y de las 12 donde venció la petista,6 son del Nordeste.Estos resultados son un punto para definir el gabinete y perfilan los movimientos que en dos años serán un punto clave en la negociación por los municipios.

De hecho,de los primeros pasos que dará Dilma será conformar el gabinete,donde esta vez tendrá un vicepresidente que no tiene el perfil bajo de Alencar,por el contrario,Temer va a tratar de posicionar fuertemente al Pmdb, tanto en el Ejecutivo como en el Parlamento.A su vez,aliados como PSB o el Pcdb están solicitando algunos ministerios importantes,como el de ciudades,pensando en 2012.Todo un proceso que ya está en marcha coordinados por un Gabinete de Transición compuesto por: José Dutra (coordinador de campaña),Michel Temer (vice elector y presidente del Pmdb), Antonio Palocci (ex ministro de hacienda de Lula)y José Cardozo (secretario general del PT).Comienza así la nueva etapa.

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Dilma y la mano de Dios

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Dilma y la mano de Dios

Lanzada la campaña electoral de la segunda vuelta, Dilma Rousseff intenta realizar alguna maniobra maradoniana que le permita afrontar una posición sobre el aborto que mantenga la base programática del PT y no la aleje de los votos de personas creyentes.

Si bien las primeras encuestas la colocan con una ventaja de entre 6 a 9,1 puntos, lo cierto es que hay unos 10 millones de votos de variabilidad, donde esta temática va a jugar un rol relevante en los debates televisivos.

El tema religioso estuvo siempre presente en las confrontaciones electorales. El mismo Fernando Henrique Cardoso perdió una elección a alcalde de San Pablo en 1985, frente a Janio Quadros, por su condición agnóstica. Posteriormente, en la segunda vuelta de 1989, Collor alcanzaba su victoria con el apoyo clave de los sectores católicos y evangélicos.

Y si bien Lula es creyente, y el tema del aborto no propuso legalizarlo sino tratarlo como tema de salud pública, como una concesión a los sectores laicos, tanto en 1989 como en 2002 los medios lo acusaron de haber pedido a una ex compañera (Miriam Cordeiro) que abortara el embarazo de su actual hija, la periodista Lurian Cordeiro Da Silva.


Incluso, al interior del PT encontramos visiones religiosas. Recordemos que su estrella simboliza tanto los cinco continentes como la fe cristiana de las comunidades eclesiales de base, que también contribuyeron a la formación del partido. Pero algunos puntos, como eutanasia o matrimonio igualitario, irritan a sectores religiosos.

En este contexto, José Serra, con su manifestación “a favor de la vida y rechazo al aborto”, suma apoyos de pastorales y obispados, a pesar de que cuando fue ministro de Salud publicó un manual de procedimiento ante abortos no punibles o que su partido, el Psdb, presentó un proyecto por la legalización. Lo que puede hacer pensar que también algunos votos progresistas muden a Dilma y de hecho Serra trata de revertir esto con su apoyo a la unión civil de personas del mismo sexo.
En definitiva, es destacable que el principal debate político se desplace de lo económico a una cuestión de fe, quizá por los logros que alcanzó la gestión Lula, que mejoró condiciones sociales de millones de brasileños. Lo cierto es que parece que a esta elección la define la mano de Dios, y el problema para el PT es que no conoce a ese señor.Calificación:

Sin votos aún

En busca del voto perdido

Con el sabor amargo de no haber podido alcanzar la victoria en primera vuelta el domingo pasado, quienes esperaban consagrar a Dilma en la Presidencia deberán realizar un balance sobre los resultados en pos de encarar el nuevo objetivo. Sin embargo, ese análisis parte de un buen resultado. Ya que el PT ganó 4 Estados y podría llegar a los 6; además, subió de 8 a 14 senadores y pasó a ser la principal bancada en Diputados con casi 90. Los partidos de la Coalición sumarían casi 400 de 513 Diputados y 50 de 73 senadores, nada mal para gobernar. ¡A concentrarse en la segunda vuelta!



Aunque los resultados contrariaron el vaticinio de las encuestas (anunciaban triunfo directo), no estuvieron tan alejados y la sorpresa fue –en verdad– relativa. Anunciaban 51 para Dilma y sacó 47. Cuatro puntos fueron de 2 a cada contendiente: de 31 a 33 para Serra y de 17 a 19 para Marina. Hubo sorpresas: la victoria de esta última en Distrito Federal y su segundo puesto en cuatro estados. Y el dato más llamativo fue en Río, donde el Gobernador electo del Pmdb, aliado al PT, con 66% no logró traccionar los votos a favor de Dilma.



Pareciera que Dilma sostiene los votos que sacó Lula en 2002 y 2006, sin embargo se produce un efecto tipo sábana corta, donde suma preferencias en el nordeste y norte, y pierde adhesión en las regiones sudeste y sur. Ese efecto se conoce como “arenización” (cuando el Arena – hoy Demócratas– ganaba con el voto rural y perdía en las urbes), aunque ahora es diferente, hoy crece la izquierda en los sectores marginales y la derecha pierde protagonismo en esos Estados. Este efecto, dio base a referentes como Buarque y Eloisa en 2006, y a Marina en esta elección.



Quizás Dilma no alcance los 58 millones de votos que obtuvo Lula en el ballottage de 2006, pero alcanza con 5 millones más. Para consagrarse tendrá que neutralizar los apoyos a Serra, como el candidato de Marina en Río (Fernando Gabeira); difícil tarea cuando el mismo PV determinaría el apoyo al tucano. Por eso, no basta ir sumando apoyos del sector de Marina (como el de Gilberto Gil), además tiene el desafío de volver a posicionarse en los centros urbanos donde perdió peso. Un caudal electoral importante a recuperar son los tres millones de votos del conurbano paulista que la candidata ecologista recibió y es un territorio que vio nacer la figura de Lula. Un tema adverso es el aborto, la estructura de cuadros militantes de pastores evangélicos no se la ponen fácil.

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