Observatorio Política Brasileña

Miradas al Sur

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domingo, 21 de octubre de 2012

San Pablo, la frutilla del postre

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San Pablo, la frutilla del postre

Año 5. Edición número 231. Domingo 21 de octubre de 2012
Municipales en Brasil.
En la estrategia electoral del Partido dos Trabalhadores para las municipales 2012, sin duda el movimiento táctico decisivo estaba en San Pablo. Tras la buena performance en la primera vuelta, donde el PT logró 628 intendencias, quedando tercero pero con el descenso político del opositor PSdB (Partido Social-Democrático de Brasil) que redujo su caudal a 693 y de su aliado PMDB (Partido Movimiento Democrático Brasileño) que superó levemente el millar, ahora el oficialismo quiere la frutilla del postre y coronar a su candidato en la Ciudad más importante de Brasil. El próximo 28 de octubre, en 50 ciudades con candidatos que no obtuvieron más del 50% y tienen más de 200.000 habitantes, se disputarán los ballottages que consagrarán a los intendentes. Y la ciudad de San Pablo se convirtió en el foco del escenario nacional. Tanto por su peso electoral, con 8,5 millones de electores, como por los actores que participan. Por un lado, el candidato ultraopositor José Serra, del PSdB, que busca posicionarse como el presidenciable de su partido para el 2015, y Fernando Haddad, candidato oficialista que recibió el apoyo directo del ex presidente Ignacio Lula Da Silva y el respaldo de Dilma Rousseff. Y este espaldarazo político fue decisivo para revertir un cerco mediático que instalaba la figura de José Russomanno, un candidato de la Iglesia Universal, como ganador de la primera vuelta, buscando dejar fuera de la disputa a Haddad; la presencia activa de Lula y la participación de Dilma en los últimos actos de campaña revirtieron un escenario, donde si bien las encuestadoras están reguladas en Brasil, en este caso equivocaron todos pronósticos, quedando tercero su favorito, con tan sólo el 23% y dejando una confrontación entre Serra, que obtuvo el 30%, seguido de cerca por el petista con un 29%. En los debates obligatorios que tuvieron Serra y Haddad en la TV Bandeirantes, donde el petista centró su crítica ligando al tucano al actual intendente Kassad, recibiendo de réplica la crítica a la gestión de Marta Suplicy en San Pablo, actual ministra de Dilma. Además, Serra no perdió la oportunidad de ligarlo con Dirceu, tratando de sacar provecho de las sentencias que tuvieron dirigentes del PT por el caso de corrupción en 2005. Ahora los sondeos de la DataFolha marcan un triunfo de Haddad, que tendría una preferencia del 49% contra el 32% de Serra, donde entre los independientes hay un 52% de rechazo al candidato tucano, lo que ubicaría al petista en una victoria de casi veinte puntos de ventaja en 60% a 40%. No sería la primera vez que el PT gobierne este coloso, lo hizo con Luiza Erundina 1989-1992 y Marta Suplicy 2000-4; no pudieron sortear la maldición paulista, ningún intendente logró una reelección. Algunos de los motivos de esta ventaja reside en la crítica que le hacen a José Serra por haber abandonado la intendencia dos veces: la primera, para ser gobernador del Estado de San Pablo en 2006, y luego, para ser candidato a presidente en 2010, dejando a su vice Gilberto Kassab; encima lo responsabilizan de la pésima gestión de su sucesor. Ese punto es el que más destaca Fernando Haddad, que en conversación con Miradas al Sur durante un recorrido de campaña, sostuvo: “Tengo el compromiso de estar los cuatro años de mi mandato y no me voy a presentar a candidatura alguna, compromiso que Serra no quiere asumir”. Ésta no es la única crítica, sino que además “eso hace que Serra no tenga ninguna meta cuantitativa para la Ciudad. Vamos a construir 150 km de corredores de ómnibus; a implementar 100.000 vacantes escolares de tiempo integral; articular programas nacionales como la Pronatec, que implica becas para estudiantes de enseñanza media; y vamos a incorporar mil camas en la salud con la construcción de tres hospitales”, afirmó como punteo de sus propuestas.

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OTRAS NOTAS

  • Con su batallón de candidatos, Dilma Rousseff se apresta a enfrentar la contienda por los municipios brasileños, donde si bien las estrategias están echadas, su continuidad en el gobierno comienza a dirimirse en estas elecciones. A partir del 21 de agosto, que largan las campañas electorales y hasta el 4 de octubre, fecha que cierran los spots en los medios, la ciudadanía brasileña será seducida por los aspirantes a intendentes y concejales de los 5.200 municipios a lo largo del país.
  • "Es hora de que una mujer sea presidenta de Brasil”, dijo la candidata del Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff, quien continúa su cosecha de voluntades y, como la espuma, no deja de subir en las encuestas.
  • Con una finta digna de un crack de fútbol de la selección verdeamarelha, el presidente de Brasil Luiz Inácio Lula Da Silva eludió la marca de la Justicia Electoral –quien lo multó seis veces por hacer proselitismo en favor de la candidata presidencial oficialista Dilma Rousseff– y anunció que sólo ejercerá como Jefe de Estado hasta las seis de la tarde. El resto de las horas, de acá a los comicios del 3 de octubre, lo dedicará exclusivamente a oficiar de maestro de ceremonias en cada acto y mitin del PT.
  • Con el sabor amargo de no haber podido alcanzar la victoria en primera vuelta el domingo pasado, quienes esperaban consagrar a Dilma en la Presidencia deberán realizar un balance sobre los resultados en pos de encarar el nuevo objetivo. Sin embargo, ese análisis parte de un buen resultado. Ya que el PT ganó 4 Estados y podría llegar a los 6; además, subió de 8 a 14 senadores y pasó a ser la principal bancada en Diputados con casi 90. Los partidos de la Coalición sumarían casi 400 de 513 Diputados y 50 de 73 senadores, nada mal para gobernar. ¡A concentrarse en la segunda vuelta!
  • Si el carisma y la aceptación masiva de un dirigente político tuviesen carácter tran­sitivo, el mejor ejemplo lo estaría dando por estos días la candidata presidencial brasileña por el Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff.
  • A cuatro semanas exactas para que Brasil decida quién sucederá a Lula da Silva, la disputa por la Presidencia entró en su recta final, signada por la curva ascendente de apoyo a la candidata del Partido de los Trabajadores y los coletazos de la oposición que, en curva descendente, sacudió el debate electoral con denuncias y acusaciones de “espionaje” contra el oficialismo. Si las elecciones en Brasil se realizaran hoy, el máximo cargo de la República tendría al final de este domingo nombre y apellido: Dilma Rousseff.

domingo, 14 de octubre de 2012

Un obrero entre burgueses

Un obrero entre burgueses

Año 5. Edición número 230. Domingo 14 de octubre de 2012

Cambio de rumbo. Lula llevó adelante una profunda reorientación de la política industrial

Lula en el coloquio de Idea. Por segunda vez, el ex presidente de Brasil participará del tradicional foro que reúne a las cuatrocientas empresas más importantes del país. Su experiencia de gobierno pone en cuestionamiento el propio lema de la convocatoria.

Paradójicamente, el próximo 17 de octubre, la burguesía argentina recibirá la disertación de un obrero brasileño, un hermano latinoamericano, para explicarles cómo logró que Brasil se posicione como sexta economía mundial. Será en el 48º Coloquio Anual de IDEA, entidad que nuclea a las 400 empresas más importantes del país, encuentro que abordará el tema “Empresas como motor del desarrollo sustentable”. Y será en la cena de apertura, donde el ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva expondrá sobre su experiencia de gobierno en la materia y de cooperación con América latina, comentó José Chrispiniano, asesor del Instituto Lula, a Miradas al Sur. No es la primera vez que Lula habla ante empresarios argentinos. Debutó en esa tribuna en el Hotel Sheraton en 2003, también un 17 de octubre, esa vez como presidente. En esa oportunidad, logró revertir una imagen de “líder anticapitalista”, que asustaba a los mercados, y sedujo a los patronos de la industria con su propuesta de desarrollo, donde resultaba “miel para sus oídos” escuchar que su propuesta incluía financiación a proyectos binacionales. A su vez, lo aplaudieron de pie cuando los arengó a invertir en otros mercados. “Oigan compañeros, anímense a ser transnacionales”, fue la frase ovacionada por los hombres de traje. Esta idea estaba acuñada en Lula por su lectura del libro La ventaja competitiva de las naciones, de Michael Porter, que citaba en cada discurso, como en una reunión del Consejo de Economía en 2004, donde anunció su política de empresas de clase mundial, diciendo: “Precisamos tener empresas líderes mundialmente, empresas capaces de imponer sus precios a escala mundial (...) precisamos tener empresas líderes en los sectores de Minería, Pollos, Papel y Celulosa, Agropecuario, Bancos, Telecomunicaciones”. La ejecución de estas ideas es lo que escucharán los que abonen los $7.000 pesos (diez mil para no socios) para participar del encuentro, especialmente en la cena donde discurrirá la tenida. Una participación que fue impulsada por empresas brasileñas radicadas en la Argentina, que comenzó en mayo del año pasado, y que intentará seducir a sus pares argentinos para que acompañen una estrategia como la de su país. Para eso, los empresarios argentinos tendrían que comprender que Lula reorientó una política industrial, que había desplegado Collor de Mello en 1990, conocida como PICE (Política de Industria y Comercio Exterior), que sencillamente abandonaba las acciones orientadas al proceso de industrialización de los Programas de Desarrollo adoptados durante la dictadura, que implicaban promover la consolidación de segmentos complejos de la agroindustria, la minería y la metalurgia. Durante la década neoliberal, la estrategia fue colocar a la industria brasileña ante la competitividad del comercio internacional. Por ende, los préstamos del Banco Nacional de Desarrollo de Brasil se orientaron sólo a empresas de competitividad internacional. Tal como sostiene Wilson Cano, profesor de la Universidad Federal de Campinas, el gobierno de Lula vetó la política antiindustrialista, y si bien mantuvo cierto parámetros macroeconómicos de corte ortodoxo, desde 2005 se implementó la Pitce (Política Industrial, Tecnológica y de Comercio Exterior), un conjunto de medidas de promoción que buscaban apuntalar a la economía brasileña. Si bien tuvo un largo derrotero, para sortear los esquemas desplegados por el anterior PICE, esta nueva orientación tuvo como eje generar ventaja competitiva desde la lógica tecnológica. En tal sentido, en una entrevista reciente de Miradas al Sur a Aloízio Mercadante, el actual Ministro de Educación, que estuvo a cargo de la cartera de Tecnología, sostenía que: “Como política tecnológica buscamos revertir la lógica de un capitalismo tardío, que toma más tarde las innovaciones. Por eso, hemos realizado inversiones importantes en todos los niveles de ciencia y tecnología, especialmente en ciencia básica, generando a su vez, un vínculo importante con los procesos de producción”. A su vez, comentó: “Debemos tener el desafío no sólo de copiar tecnología, sino también crear para luego patentar nuestras propias innovaciones”. “Somos capaces, tenemos esa potencialidad en nuestros investigadores”, sentenció. Quizá, los empresarios esperen tener una mera anécdota de haber cenado con un ex presidente, obrero hijo de campesinos analfabetos, que logró tener un crecimiento sustentable en Brasil, reduciendo la pobreza al 7% en solo ocho años. Ojalá el empresariado argentino, y con él parte de la oposición inspirada en los esquemas neoliberales de los noventa, comprendan que Brasil se nutre de una profunda reorientación de la política industrial, que implicó no dejar la economía al devenir del mercado, sino que surgió de un conjunto de medidas que ayudaron a dinamizar y liberar potencialidades y recursos existentes para garantizar un crecimiento sustentable, dejándoles como interrogante: ¿son sólo las empresas el motor del desarrollo?.

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OTRAS NOTAS

Para encarar la tormenta de la crisis mundial, la presidenta Dilma Rousseff tiene en carpeta un decreto para impulsar la industria bélica, como forma de contrarrestarla y favorecer el crecimiento económico. Como una especie de keynesianismo militar, tal como caracterizaba Paul Sweezy al capitalismo norteamericano, ahora en Brasil se espera sostener el crecimiento con la producción militar, tanto por el efecto multiplicador que genera como por su capacidad de sustituir importaciones.

En 2003, el ex presidente Lula Da Silva alentaba a empresarios a realizar inversiones fuera de Brasil. Les decía: “¡Por el amor de Dios, anímense a ser transnacionales! Miren quién se los dice…”, recibiendo un fervoroso aplauso en una conferencia en el Sheraton de Buenos Aires. La arenga tomó cuerpo recién con la sobrevaluación del real y la búsqueda de nuevos costos productivos a partir de 2006.

Bajo el modelo de Lula y Dilma, salieron 40 millones de personas de la pobreza, que ingresaron al mercado interno de consumo de masas y que es el factor predominante para sustentar el crecimiento económico en el cuadro de crisis internacional.” Esta afirmación fue el eje que desarrolló el Ministro de Educación de Brasil, Alozio Mercadante Oliva, en la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref), durante una conferencia sobre “Educación, ciencia y tecnología ante la crisis internacional y en defensa del desarrollo nacional”.

Realizar un análisis de la política brasileña no puede restringirse a ver las tendencias en las encuestas o los discursos políticos, por el contrario, debe comprender la formación histórico-social y delimitar la estructura política que se deriva de la misma.

Tanto el gobierno de Inácio Lula da Silva como el de Dilma Rousseff tuvieron un esquema cruzado de política monetaria ortodoxa y fiscal expansiva, una línea económica que presentan como “desarrollismo monetarista”, y que durante casi una década sustentó el crecimiento, incluso. Sin embargo, la constante valorización del Real, que en julio alcanzó 1,52 $R por cada U$S –por debajo de la última cotización más alta alcanzada el 19 de enero de 1999 que fue de 1,55 por dólar–, encendieron las luces de alerta del tablero económico.

El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva padece un cáncer maligno de laringe según un comunicado oficial brindado ayer por el Hospital Sirio Libanés de San Pablo. “El ex presidente fue sometido a exámenes y se le ha diagnosticado un tumor localizado en la laringe. Lula se encuentra bien y deberá realizar el tratamiento de quimioterapia en régimen ambulatorio”, confirmó el centro médico paulista el sábado por la mañana y segundos después la noticia de alto impacto recorrió los portales electrónicos de los principales diarios del vecino país.