Observatorio Política Brasileña

Miradas al Sur

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domingo, 26 de agosto de 2012

Dilma prefiere militares para el Mundial

Dilma prefiere militares para el Mundial

Año 5. Edición número 223. Domingo 26 de agosto de 2012
A pedido de Dilma Rousseff, el ministro de Defensa brasileño, Celso Amorin, firmó una ordenanza publicada en el Boletín Oficial, que autoriza el empleo de las FF.AA. en la coordinación de la defensa y seguridad de áreas prioritarias de los megaeventos que ocurrirán en Brasil, que van desde la Copa Confederaciones en 2013, la Copa del Mundo de 2014 y los Juegos Olímpicos y Paraolímpicos de 2016. Incluso, actuarán durante la visita del Papa Benedicto XVI, que acontecerá el año próximo en la Jornada Mundial de Juventud en Río de Janeiro. Esta decisión de prescindir de las policías militares y optar por las FF.AA. para realizar la custodia de estos encuentros se debe al comportamiento que tuvieron las fuerzas estaduales, tanto en los carnavales, que realizaron huelgas en algunos estados y en otros amenazaron, y por el mal desempeño que tuvieron en Río de Janeiro durante la Cumbre Río+20, donde hubo un intento fallido de una protesta policial, lo que colmó la paciencia de Rousseff. La ordenanza autoriza a los militares a “realizar la planificación y empleo temporario de FF.AA. para actuar en áreas de defensa aeroespacial, control del espacio aéreo, defensa marítima, fluvial y portuaria, seguridad y defensa cibernética, defensa antiterrorista, de fiscalización de explosivos, fuerzas de contingencia de defensa contra agentes químicos, biológicos, radiológicos o nucleares y en acciones complementarios, cuando fuera el caso, en todas las ciudades que serán sede de los grandes eventos”, responsabilidad que excede a las fuerzas estaduales. A su vez, tal como prevé la Constitución brasileña, las leyes complementarias 97 y 118, y el decreto n° 3.897, de 2001, cuando los militares son empleados en seguridad pública, los órganos estaduales son coordinados por éstos, lo que implica la asignación de oficiales para planificar, ejecutar y controlar las finanzas destinadas por el gobierno al Ministerio de Defensa para la seguridad de estos encuentros internacionales, especialmente el de los Juegos Olímpicos, estimado en mil millones de dólares. Esta decisión incómoda profundamente a los integrantes de la Policía Federal y de las secretarías estaduales de Seguridad, porque las fuerzas locales esperaban heredar el equipamiento que daba ese presupuesto y ahora no contarán con ese legado. Por eso, los secretarios de Seguridad de los 12 estados donde se desarrollarán los eventos evalúan la posibilidad de divulgar un manifiesto, solicitando que la coordinación de la Seguridad quede en el Ministerio de Justicia, responsable de la Policía Federal y de las Terminales de Micros a nivel federal. Por su parte, las Fuerzas Armadas se aprestan a asumir la coordinación. El Ejército indicará un General para coordinar la defensa terrestre; lo propio hará la Aeronáutica con un Brigadier para la defensa aérea; en tanto la Marina tendrá un Almirante coordinando apoyó en el puerto de Salvador-Bahía.

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OTRAS NOTAS

  • Las principales ciudades carnavalescas de Brasil pueden quedarse sin fiesta por la crisis de seguridad pública que desató el amotinamiento de miembros de la Policía Militar de Bahía por reclamos salariales y condiciones laborales. Tras nueve días, la desprotección de las calles duplicó la tasa de homicidios de la región con 146 muertos. Decidida, la presidenta Dilma Rousseff dispuso la intervención de las fuerzas federales, que cercaron a los huelguistas en pleno centro del sistema político local (la Asamblea Legislativa).
  • Cómo evalúan desde el Centro de Estudios Legales y Sociales los cambios en el área de seguridad? –La creación del Ministerio de Seguridad representa una oportunidad histórica para llevar a cabo transformaciones institucionales sobre el sistema federal de seguridad que venían postergadas. Tenemos fuertes expectativas teniendo en cuenta su trayectoria en Defensa en cuanto al control de las Fuerzas Armadas. Uno de los mayores desafíos es la conducción política del sistema de seguridad. Garré puede hacerlo y garantizar el control civil de las fuerzas de seguridad.
  • A Dilma Rousseff pareciera no darle descanso el vendaval de bajas en el gabinete. A las dimisiones de los ministros, se les suman las presiones políticas, especialmente de los militares, que provocaron un desgaste de su gobierno. Si bien el rápido accionar de la mandataria, que viene reemplazando a cada funcionario sospechado de corrupción, parecía darle un retrato de cierta firmeza, no pudo evitar que los cambios afectasen su imagen.
  • –Qué opina de la asunción de Nilda Garré como ministra de Seguridad?
  • Con el despliegue de 17.000 militares, el gobierno brasileño está llevando a cabo desde el lunes 6 la Operación Ágata 5 de control de 3.900 km de fronteras con Paraguay, Argentina y Uruguay. Oficialmente, el operativo se dirige a perseguir el tráfico de drogas y explosivos, el contrabando y los delitos medioambientales. Sin embargo, la masiva intervención militar en tareas policiales afecta las relaciones regionales y tiene proyecciones mundiales.
  • En Brasil, mientras la recientemente creada Comisión de la Verdad y la Memoria se apresta a abrir la caja de Pandora que dejó la dictadura militar en ese país, la presidenta Dilma Rousseff le hace un guiño a las fuerzas armadas para descomprimir las tensiones que su creación provocó. Con promesas de asignarles un rol importante en el impulso industrial o el incremento presupuestario y la renovación de armamento, la mandataria brasileña busca tender un puente con los militares.

domingo, 19 de agosto de 2012

Dilma Rousseff pulsea con funcionarios públicos

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Dilma Rousseff pulsea con funcionarios públicos

Año 5. Edición número 222. Domingo 19 de agosto de 2012
Huelgas en Brasil.
La presidenta Dilma Rousseff mide fuerzas con los funcionarios públicos federales, quienes intentan torcerle el brazo y llevarla a firmar un fuerte aumento salarial. Por el contrario, la mandataria no quiere abrir el grifo presupuestario, en el marco de las restricciones que genera la crisis internacional, y concede subas parciales a salarios bajos. Para presionar al gobierno, la Condsef (Confederación Nacional de Trabajadores del Servicio Público Federal) está llevando una ola de huelgas que podrían extenderse hasta fin de mes, ya que el 31 de agosto vence el plazo para incorporar los ajustes en el proyecto de presupuesto 2013. Durante la semana pasada se intensificó la paralización de actividades de funcionarios públicos de más de 20 ministerios y organismos nacionales, incluida la Policía Federal. De esta manera, se suman en forma gradual a las medidas que llevan, desde hace tres meses, los profesores universitarios para exigir aumentos y homologación salarial en cada sector. Las actividades concluyeron en una masiva movilización a Brasilia, sede del gobierno nacional, donde en la misma explanada, miles de empleados de diversos sectores de la administración pública en huelga, demandaron a Dilma Rousseff para que se siente a negociar las alzas salariales que demandan. La Condsef afirmó que la huelga tiene una adhesión de 370 mil de los 500 mil empleados públicos; número sobrevaluado, según el gobierno federal, que sostiene que no llega a 80 mil. Lo cierto es que el escenario de huelgas afecta a toda la administración federal y se transforma en el principal enfrentamiento entre trabajadores y el gobierno en la era petista. Con pulso firme, la presidenta Dilma Rousseff trata de no doblegarse ante las presiones sindicales, frente a las restricciones externas que tiene el país. “Estamos enfrentando una crisis en el mundo, y Brasil sabe –porque tiene los dos pies en el suelo– que puede y va a enfrentar la crisis y superarla, para garantizar el trabajo a todos los brasileños”, afirmó la mandataria. Aunque dispuso abrir el juego para aumentos a los sectores de menores salarios, “mi gobierno asegurará los puestos de trabajo para esta parte de la población que es más frágil y no tiene estabilidad, y que sufre a causa del empleo con demasiada frecuencia”, agregó la mandataria brasileña. En tal sentido, la presidenta Rousseff tuvo una reunión con Miriam Belchior (ministra responsable del Presupuesto), junto a la Jefa de la Casa Civil, Gleise Hoffman y el ministro de Justicia, José Eduardo Martins Cardozo, además del Abogado General de la Unión, Luis Inácio Adams; para resolver los plazos y montos que dispondrá el Ejecutivo Federal para conceder ajustes en el Presupuesto 2013. De este encuentro, salió la orden de dar aumentos sólo a grupos que se encuentran en los rangos salariales más bajos y que están hace muchos años sin ajuste. A su vez, Dilma Rousseff acudió a la Justicia para exigir el regreso de los empleados a sus puestos de trabajo o a reemplazar a algunos de ellos con funcionarios municipales. La estrategia política de la presidente Rousseff provocó la unión de las principales centrales sindicales (CTB, CUT, Força Sindical, Nova Central y UGT) que convergieron en el apoyo de las huelgas, a través de un documento conjunto, y acompañan las demandas, que son tan diversas como los propios sectores en paro y que llegan a exigencias de alzas salariales en torno a 45%, niveles muy lejanos a los que el gobierno brasileño esta dispuesto a ceder y parece marcar un cambio en la relación negociadora que tenía el petismo hasta el momento.
*Politólogo UBA/UNSAM

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OTRAS NOTAS

  • Las tensiones que vive el gobierno de Dilma Rousseff, abren un interrogante sobre los nuevos lineamientos que tomará la gestión. Desde la derrota parlamentaria por el Código Forestal a la salida de Antonio Palocci, la mandataria brasileña redefine sus relaciones con aliados y oposición. Estos nuevos acuerdos perfilan un juego político distinto, que van más allá de un estilo propio diferente a su antecesor. Este diálogo con la oposición abre críticas por parte de aliados, algo que la presidenta intenta contrarrestar con políticas desarrollistas.
  • Los trabajadores brasileños –de la industria pesada, los servicios, el sector público y la agricultura– están protagonizando una serie de huelgas y protestas masivas nunca vistas en el país desde hace décadas. Los factores que subyacen al empuje del movimiento obrero son: la potencia económica del país, la influencia de los sindicatos en la sociedad y el aumento de la inflación. En 2007 y 2008, la economía brasileña creció a un ritmo del 5 % anual y aunque en plena crisis en 2009 se contrajo un 0,02 %, en 2010 volvió a crecer un 10 %.
  • A Dilma Rousseff pareciera no darle descanso el vendaval de bajas en el gabinete. A las dimisiones de los ministros, se les suman las presiones políticas, especialmente de los militares, que provocaron un desgaste de su gobierno. Si bien el rápido accionar de la mandataria, que viene reemplazando a cada funcionario sospechado de corrupción, parecía darle un retrato de cierta firmeza, no pudo evitar que los cambios afectasen su imagen.
  • En Brasil, mientras la recientemente creada Comisión de la Verdad y la Memoria se apresta a abrir la caja de Pandora que dejó la dictadura militar en ese país, la presidenta Dilma Rousseff le hace un guiño a las fuerzas armadas para descomprimir las tensiones que su creación provocó. Con promesas de asignarles un rol importante en el impulso industrial o el incremento presupuestario y la renovación de armamento, la mandataria brasileña busca tender un puente con los militares.
  • La infalible sentencia hegeliana “la historia se repite dos veces”, ampliada por Marx con “una vez como tragedia y otra como farsa”, pareciese cumplirse con rigor en la política brasileña.
  • Si el carisma y la aceptación masiva de un dirigente político tuviesen carácter tran­sitivo, el mejor ejemplo lo estaría dando por estos días la candidata presidencial brasileña por el Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff.

domingo, 12 de agosto de 2012

Un test electoral para Dilma

http://sur.infonews.com/notas/un-test-electoral-para-dilma

Un test electoral para Dilma

Año 5. Edición número 221. Domingo 12 de agosto de 2012
Brasil.

Con su batallón de candidatos, Dilma Rousseff se apresta a enfrentar la contienda por los municipios brasileños, donde si bien las estrategias están echadas, su continuidad en el gobierno comienza a dirimirse en estas elecciones. A partir del 21 de agosto, que largan las campañas electorales y hasta el 4 de octubre, fecha que cierran los spots en los medios, la ciudadanía brasileña será seducida por los aspirantes a intendentes y concejales de los 5.200 municipios a lo largo del país. Este periplo concluirá el 7 de octubre para los municipios con pequeños y recién el 28 de ese mes, para los 83 municipios de más de 200 mil habitantes que hayan ido a segunda vuelta, especialmente metrópolis como San Pablo, Río de Janeiro, Bahía o Porto Alegre. De cara a 2014, las elecciones de octubre serán un termómetro del gobierno de Dilma Rousseff, porque dirime el peso electoral del Partido dos Trabalhadores, su organización política. Además, redefine los acuerdos en la coalición de gobierno y posiciona, o no, a los candidatos de oposición, como el caso de José Serra, que en San Pablo, busca legitimar una nueva presentación, jugándose a una estocada de muerte política. Este punto es crucial para el PT, por eso, el ex presidente Lula da Silva puso todas las fichas en el candidato Fernando Haddad, buscando apoyos de donde sea, como el conservador Paulo Maluf, que le costó la renuncia de Luiza Erundina del Partido Socialista Brasileño, la compañera de fórmula. De hecho, el PT replica con la misma moneda en Belo Horizonte, donde no apoya a Marcio Lacerda y presenta a Patrus Ananias. Esta situación muestra lo complejo del armado nacional, que se desgrana a nivel local. De hecho, aliados incondicionales de nivel nacional, como el Partido Comunista do Brasil, si bien cerró filas en San Pablo, en Porto Alegre lleva candidatura propia, la diputada Manuela D’Avila, y no acompaña la propuesta del PT, Adao Villaverde, en una ciudad simbólica para el PT, conocida por el mundo político internacional por ser cuna del Presupuesto Participativo y del Foro Social Mundial. Despreocupada Manuela Dávila comentó a Miradas al Sur: “Con el PT crecimos mucho, acordamos en 2010 para la gobernación, y entiendo que nuestra base electoral convergerá en el segundo turno”. Otro aliado díscolo es el Partido Movimiento Democrático Brasileño, del mismísimo vicepresidente Michel Temer, que no sólo no se suma a la patriada en San Pablo, donde lleva a Gabriel Chalita, sino que no acompaña al PT en elecciones estratégicas, a pesar de recibir el apoyo petista en Río de Janeiro, al pemebedista Eduardo Paes. Lo cierto es que estas estrategias forman parte de situaciones locales y de pujas por la composición del gabinete de Dilma post-elecciones. Para el PT, un objetivo se concentra en acrecentar la cantidad de municipios, tal como lo viene haciendo en la última década, donde aspira superar los 700 municipios y alcanzar un nivel simular al principal partido de oposición, el Partido Social Demócrata de Brasil, que tiene unas 780 intendencias. A su vez, el PMdB busca mantener su hegemonía territorial, con más de un millar de gobiernos locales, punto crucial para reposicionarse en el gobierno.

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OTRAS NOTAS

  • Pasado el efecto de la caipirinha y entrando en la sobriedad politológica,se debe realizar un análisis de los resultados electorales en las presidenciales de Brasil.Se puede decir,combinando la pasión y las utopías,que la victoria de la ahora Presidenta electa Dilma Rousseff mantiene al país carioca en el eje latinoamericanista,marca la continuidad de un proyecto nacional y expresa el avance en derechos –con la elección de la primera mujer para la presidencia brasileña –.Esta situación no exime de realizar algunas consideraciones.

  • Si el carisma y la aceptación masiva de un dirigente político tuviesen carácter tran­sitivo, el mejor ejemplo lo estaría dando por estos días la candidata presidencial brasileña por el Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff.

  • En las elecciones de octubre en Brasil se enfrentarán dos grandes coaliciones, la que impulsa a Dilma –donde tenemos al PT acompañado por el incondicional PCdB (Partido Comunista do Brasil), junto al varguismo del PDT (Partido Democrático Trabalhista) y al estratégico PMdB (Partido do Movimiento Democrático Brasileiro)–, que enfrenta a Serra –que lo sostiene el PSdB secundado por su condicional aliado Demócratas, otra rama varguista expresada por el PTB (Partido Trabalhista Brasileiro) y el PPS (Partido Popular Socialista –ex Partido Comunista Brasileño–).

  • Si bien faltan más de 30 meses para el puntapié inicial de la Copa 2014, el Mundial de Fútbol se palpita en la política brasileña. De hecho, su organización se llevó puesto a un ministro de Dilma Rousseff, el comunista Orlando Silva, que acusado de un supuesto desvío de fondos no resistió el embate de la Fifa. La máxima organización del fútbol, a traves de su secretario general, Jerome Valcke, presiona para que Brasil avance en la sanción de una normativa para facilitar las obras y el desarrollo del evento.

  • Con una finta digna de un crack de fútbol de la selección verdeamarelha, el presidente de Brasil Luiz Inácio Lula Da Silva eludió la marca de la Justicia Electoral –quien lo multó seis veces por hacer proselitismo en favor de la candidata presidencial oficialista Dilma Rousseff– y anunció que sólo ejercerá como Jefe de Estado hasta las seis de la tarde. El resto de las horas, de acá a los comicios del 3 de octubre, lo dedicará exclusivamente a oficiar de maestro de ceremonias en cada acto y mitin del PT.

  • Teniendo presente que el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva declinó ser candidato en 2014, el partido de la presidenta Dilma Rousseff se prepara para aumentar su caudal de gobiernos locales como punto para reafirmar las aspiraciones de reelección. Con una imagen positiva récord del 77%, tal como lo sentenció una encuesta de Ibope, las elecciones de octubre son un momento clave para que la mandataria cristalice esa popularidad en las urnas.