Los entretelones de la cumbre Cristina-Dilma
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La cita en Caracas entre la jefa de Estado argentina Cristina Fernández y su par brasileña, Dilma Rousseff, sirvió para corregir ciertas tensiones que se registraron este año en el comercio bilateral. Además, el particular contexto de crisis global empujó a cada país en los últimos meses a tomar medidas excepcionales que fueron, a su vez, malinterpretadas por algunos medios como medidas proteccionistas.
El vecino país, por ejemplo, acaba de lanzar el Plan Brasil Maior, destinado a aumentar su volumen de exportaciones vía exención impositiva y beneficios fiscales. En todo caso, la cumbre bilateral, con el Mar Caribe de fondo, tenía como objetivo corregir distorsiones, aumentar el nivel de diálogo de los empresariados y reencontrar a las dos locomotoras económicas del Mercosur. Y, si tenemos en cuenta los meses precedentes, podemos decir que las dos damas movieron bien las piezas en el tablero.
En principio, a mitad de año, existieron tensiones entre ambos países, especialmente por la ampliación de productos sometidos a Licencias No Automáticas (LNA) para importar que realizó Argentina a fin de paliar la reducción del superávit comercial en bienes, que cayó un 29 por ciento en 2010 y un 16,1 por ciento en el primer trimestre de 2011, en relación al mismo período en el año anterior. Esa medida afecta al 19 por ciento de las importaciones argentinas, unos 11 mil millones de dólares, abarcando casi la totalidad de manufacturas de origen industrial compradas en el exterior. De los cuales, Brasil representa unos 4 mil millones de dólares, agravando la tirantez porque Argentina mantiene un déficit con su vecino de unos 5.200 millones de dólares, sobre todo concentrado en el comercio de manufacturas.
A su vez, el deterioro comercial que sostuvo Brasil hacia mitad de año, producto de la apreciación que sostenía su moneda local, que afecta especialmente al sector automotor, llevó a aplicar las LNA a la importación de autos argentinos. Lo que repercutió notablemente en nuestra plaza porque la industria de automotores y autopartes es clave en el comercio bilateral, alcanzando un 38 por ciento del intercambio entre ambos países. De este sector, Brasil exporta a Argentina un 51,8 por ciento de su producción, en tanto que importa un 36,2 por ciento. En contrapartida, Brasil absorbe el 82 por ciento de las exportaciones argentinas y provee el 60,7 por ciento de la demanda de la industria automotriz argentina.
Por otro lado, a partir del inicio del segundo semestre del año y por iniciativa de una misiva de la ministra de Industria, Débora Giorgi, a su colega brasileño, Fernando Pimentel, donde reafirmó que las medidas no frenaban una relación comercial en ascenso –que crece al 33% anual según la funcionaria–, las negociaciones se concentraron en abordar acciones para encontrar soluciones sobre puntos conflictivos, a fin de alcanzar una balanza comercial más equilibrada y sustentable. En ese sentido, los puntos de acuerdos fueron tratados en Brasilia, en el marco de la Encomex Mercosur 2011, como antesala de la Cumbre de la Celac.
Además, en la reunión preparatoria técnica para el encuentro entre ambas presidentas, una de las medidas de mayor consenso fue la de exigir a las empresas multinacionales, con asiento en la Cuenca del Plata, la inclusión en sus productos de más partes fabricadas tanto en Argentina como en Brasil.
Sin duda, todos estos ítem fueron claves para coronar un año 2011 con una relación comercial más equilibrada. Igualmente, en los primeros diez meses de este calendario, la balanza volvió a cerrar en rojo para Argentina. Porque si bien nuestras exportaciones tuvieron un incremento del 21 por ciento –alcanzando unos 14.184 millones de dólares–, las importaciones de Brasil crecieron un 25 por ciento –llegando a 18.340 millones de dólares–, lo que implicó, en definitiva, un déficit de unos 4.156 millones.
Mercosur
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