Observatorio Política Brasileña

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domingo, 19 de junio de 2011

Rousseff busca nuevo juego

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Rousseff busca un nuevo juego

internacional@miradasalsur.com

El diálogo con la oposición abre críticas por parte de aliados, algo que la presidenta intenta contrarrestar con políticas desarrollistas.


Dilma se corta sola. Se aleja de Lula y busca nuevos aliados políticos. (AP)

Las tensiones que vive el gobierno de Dilma Rousseff, abren un interrogante sobre los nuevos lineamientos que tomará la gestión. Desde la derrota parlamentaria por el Código Forestal a la salida de Antonio Palocci, la mandataria brasileña redefine sus relaciones con aliados y oposición. Estos nuevos acuerdos perfilan un juego político distinto, que van más allá de un estilo propio diferente a su antecesor. Este diálogo con la oposición abre críticas por parte de aliados, algo que la presidenta intenta contrarrestar con políticas desarrollistas. Sin embargo, se despiertan nuevos frentes, en temas como indigenismo o derechos civiles, que interpelan el progresismo del gobierno brasileño.
El hecho más destacado, tras el reemplazo de sus ministros, fue que Dilma Rousseff debió ceder ante presiones de sus aliados de derecha. Ante el pedido del ex mandatario José Sarney (Pmdb), la presidenta de Brasil decidió postergar la apertura de los archivos de represión y tortura de la dictadura, punto que incrementó la fricción con Inácio Lula da Silva y el mismo PT, que se había pronunciado a favor de respaldar el proyecto de publicación de las acciones militares en 1964-1985.
Incluso, el llamado de Fernando Henrique Cardoso, en respuesta al saludo de cumpleaños que le envió Rousseff, generó sorpresa en aliados y elogios en oposición, que intenta presentar como un giro a derecha las acciones de la mandataria. Sobre el hecho, el senador oficialista, Cristovam Buarque, señaló “que la presidenta y Cardoso se aproximen y muestren voluntad de diálogo es un hecho histórico que va a marcar al nuevo gobierno”.
Lo cierto es, que Dilma Rousseff intenta recomponer el diálogo con el parlamento y articular una nueva relación, tanto con los diez partidos que componen la coalición de gobierno como con los bloques más importantes de la oposición. En tal sentido, la ex senadora y flamante jefa de la Casa Civil, Gleise Hoffman, intenta construir un consenso pluripartidario para morigerar aspectos negativos del texto de Código Forestal aprobado en Diputados, como la posibilidad que los estados legislen sobre cuestiones ambientales, aptitud diferente a la amenaza de vetar los puntos.
Para reafirmar su impronta progresista, el gobierno de Rousseff impulsa una serie de proyectos y políticas que propician la inclusión social. La mandataria anunció, como una de sus prioridades, el envío al Parlamento de una propuesta de cambio tributario, que si bien será escalonada, dejando de lado una reforma amplia que oportunamente intentó Lula en su mandato (2003-2011), pareciera tener consensos que permitirían avanzar en aprobaciones parciales, como la disminución del Icms (Impuesto sobre la Circulación de Mercaderías y Servicios Interestaduales).
En tanto que, en el plano del combate a la miseria, el gobierno brasileño resolvió incrementar de 2 a 2,6 millones el número de casas a bajo costo a ser construidas hasta el final de su mandato en 2014. Y suma el enfoque de género que tendrá el Plan Brasil sin Miseria, lanzado para asistir a 16,2 millones de brasileños en situación de extrema pobreza, donde las mujeres tendrán una atención especial en el programa, como afirmó Ana Fonseca, funcionaria a cargo.
A su vez, el nuevo rol protagónico de Gleise Hoffman, junto a la nueva ministra de Relaciones Institucionales, la ex senadora y ex ministra de Pesca Ideli Salvatti, fue presentado como un avance en la política de género; al consolidar un virtual Triunvirato, junto a las otras ocho mujeres poderosas que comandan importantes ministerios o secretarias generales: Medio Ambiente, Planificación, Cultura, Derechos Humanos, Igualdad Racial, Desarrollo Social y Mujeres.
Aunque, la reacción de sectores conservadores, como el obispo paulista Luiz Gonzaga Bergonzini, que sostuvo que en Brasil se impuso una “dictadura gay”; pasando por los pueblos originarios, que abandonaron la Comisión Nacional de Política Indigenista (Cnpi) en protesta a la construcción de hidroeléctricas en sus tierras en el Amazonia; hasta una marcha por la despenalización del consumo de marihuana, autorizada por la Justicia brasileña, que acontecería el próximo 2 de julio; abren nuevos frentes que Rousseff deberá afrontar.

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Otras notas

  • La infalible sentencia hegeliana “la historia se repite dos veces”, ampliada por Marx con “una vez como tragedia y otra como farsa”, pareciese cumplirse con rigor en la política brasileña.
  • El escenario político brasileño se mueve a favor de Dilma Rousseff. Mientras reafirma su relación con el PT, la oposición no logra articularse y se fragmenta. En ese marco, avanza con su política nacional e internacional dejando a Ignacio Lula Da Silva en un plano muy alejado del poder. De hecho, en el 8º Congreso Nacional de los Metalúrgicos de la CUT, el ex mandatario dio total apoyo a la presidenta, sostuvo que los medios intentan crear diferencias, “no existen divergencias, porque el día que discordemos, ella tendrá la razón” enfatizó Lula .
  • El parlamento esta provocando dolores de cabeza a Dilma Rousseff.
  • Los primeros cien días de gestión resultan clave para definir el rumbo de un gobierno. Y a pesar de la difícil tarea de eclipsar la popularidad de Ignacio Lula da Silva, la gestión de Dilma Rousseff pareciese haber logrado un perfil propio en la conducción de la colosal estructura administrativa brasileña. La era Dilma comenzó con un verano movido, por las inundaciones en Río de Janeiro, y parece no encontrar descanso con la matanza a niños indefensos en una escuela de esa ciudad.
  • Casi como una metamorfosis kafkiana, devino la mariposa y Brasil ahora comienza a volar con belleza femenina. Aquella joven guerrillera, que padeció la tortura de una dictadura asesina, con el esfuerzo de haberse recibido de economista y haber mostrado su capacidad en la gestión pública, llega a la presidencia luego de haber enfrentado su primera contienda electoral. La flamante presidenta Dilma Rousseff tiene el reto de marcar su impronta en un nuevo gobierno.
  • Si el carisma y la aceptación masiva de un dirigente político tuviesen carácter tran­sitivo, el mejor ejemplo lo estaría dando por estos días la candidata presidencial brasileña por el Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff.

domingo, 12 de junio de 2011

Nuevas caras, mismos dilemas para la presidenta brasileña

Nuevas caras, mismos dilemas para la presidenta brasileña

internacional@miradasalsur.com


Una encrucijada para Dilma Rousseff. Continuar la ruta de Lula o cobijarse con el conservador Vice Michel Temer.


La renuncia de Antonio Palocci rebalancea la relación de poder porque saca al exponente del lulismo en el gabinete y condiciona a Dilma Rousseff a negociar con su vicepresidente.
La infalible sentencia hegeliana “la historia se repite dos veces”, ampliada por Marx con “una vez como tragedia y otra como farsa”, pareciese cumplirse con rigor en la política brasileña. Así como en el mandato de Luiz Ignacio Lula Da Silva, Dilma Rousseff asumió la jefatura de la Casa Civil en 2005, tras la renuncia de José Dirceu –acusado de propiciar el pago de mensualidades en el Parlamento para garantizar votos al gobierno; hoy es ella quien releva a su mano derecha, Antonio Palocci, acusado de enriquecimiento ilícito, y coloca a una mujer a cargo de esta conducción estratégica, la ahora ex senadora Gleisi Hoffman. En la ceremonia de asunción, la presidenta Dilma Rousseff manifestó: “Un amigo deja el gobierno y una amiga asume su lugar”, agregando que para ella era un momento muy triste la salida de Palocci, a quien le agradeció su labor e inmediatamente encomendó a la flamante Jefa de la Casa Civil prepararse: “Porque los compromisos son osados”, enfatizó la mandataria.
Pero el apotegma hegeliano-marxista no es mero aforismo, sino un llamado a analizar las causas estructurales que provocan la repetición de los hechos. En este caso, Palocci es la punta de iceberg de una disputa de poder, donde un aliado reclama más espacios, el Pmdb (Partido del Movimiento Democrático Brasileño). De hecho, la renuncia se produjo un día después de que el procurador general de la República de Brasil, Roberto Gurgel, decidiera archivar las peticiones de la oposición, por no encontrar indicios de delito. Sin embargo, el ministro sostuvo que si bien el dictamen “confirma la legalidad y la rectitud” de sus actividades profesionales, decide alejarse para no perjudicar al gobierno. Y es que este movimiento rebalancea la relación de poder, porque saca al mayor exponente del lulismo en el gabinete y condiciona a Dilma Rousseff a negociar con su vice-presidente, Michael Temer, un nuevo rol en su armado político.
El reclamo de espacios comenzó cinco días después de la asunción de Rousseff, donde el Pmdb ratificó su reclamo por mayor participación en la estructura gubernamental. El debate por el Código Forestal reavivó este desacuerdo y mostró la fragilidad de la alianza al permitir que el diputado Méndez Ribeiro (de Río Grande do Sul, tierra de Dilma) articule el descontento de la bancada del Pmdb que se siente discriminada por el PT en el Planalto, que considera que no se le conceden espacios en los nombramientos de 2ª y 3ª línea administrativa. Producida la dimisión de Palocci, Michael Temer se reunió con la gobernadora de Maranhao, Reseana Sarney, y el presidente del Senado, José Sarney, junto con los ministros que participan del gobierno; un cónclave pemedebista que fue presentado como una “reunión social”, que tuvo como debate de sobremesa el futuro del gobierno y del Pmdb.
el factor temer. Ahora, diferentes partidos aliados le aconsejan a Dilma Rousseff incorporar al vicepresidente al núcleo de decisiones del Ejecutivo federal brasileño. De hecho, un gesto hacia el Pmdb fue la designación como jefe del bloque oficialista del diputado Jorge Alberto Portanova Mendes Ribeiro Filho, también de Río Grande Do Sul. Aunque esta decisión abre un conflicto con el PT, especialmente con el senador José Pimentel de Ceará, quien pretendía ocupar ese rol. Además, el partido oficial también tenía reclamos sobre Palocci, que sumaba el descontento de legisladores petistas por no concretar unos 104 nombramientos que les había prometido. A su vez, le deja un sabor amargo al ex presidente Lula, quien le había pedido a Dilma que sostuviera al ahora ex jefe de la Casa Civil.
Paradójicamente, cuando la oposición se desgranaba con rupturas y alejamientos, ahora se fortalece. Inmediatamente a la renuncia de Palacci, el diputado Rubens Bueno, del opositor Partido Popular Socialista (PPS), sostuvo: “Puede haber dejado el gobierno, pero el delito permanece” por lo que anunció que pedirá al Ministerio Público que continúe las investigaciones, pese a que el Gobierno de Dilma Rousseff considera el asunto como “concluido”. En tanto, el senador Aecio Neves, uno de los líderes del Psdb (Partido de la Social Democracia Brasileña), consideró que si bien las investigaciones en torno de Palocci deben continuar en el ámbito judicial, el caso sale de la agenda política y sostuvo que: “Obviamente, una vez que ha renunciado será preciso que la oposición revise su estrategia”, contrapeso de un tablero político que en Brasil sigue cambiando y la nueva ministra tiene que enfrentar los mismos problemas.

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Otras notas

  • El parlamento esta provocando dolores de cabeza a Dilma Rousseff.
  • Si el carisma y la aceptación masiva de un dirigente político tuviesen carácter tran­sitivo, el mejor ejemplo lo estaría dando por estos días la candidata presidencial brasileña por el Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff.
  • Pasado el efecto de la caipirinha y entrando en la sobriedad politológica,se debe realizar un análisis de los resultados electorales en las presidenciales de Brasil.Se puede decir,combinando la pasión y las utopías,que la victoria de la ahora Presidenta electa Dilma Rousseff mantiene al país carioca en el eje latinoamericanista,marca la continuidad de un proyecto nacional y expresa el avance en derechos –con la elección de la primera mujer para la presidencia brasileña –.Esta situación no exime de realizar algunas consideraciones.
  • El escenario político brasileño se mueve a favor de Dilma Rousseff. Mientras reafirma su relación con el PT, la oposición no logra articularse y se fragmenta. En ese marco, avanza con su política nacional e internacional dejando a Ignacio Lula Da Silva en un plano muy alejado del poder. De hecho, en el 8º Congreso Nacional de los Metalúrgicos de la CUT, el ex mandatario dio total apoyo a la presidenta, sostuvo que los medios intentan crear diferencias, “no existen divergencias, porque el día que discordemos, ella tendrá la razón” enfatizó Lula .
  • Buenas noticias para la vecindad, Marco Aurelio García, quien era considerado por la prensa opositora paulista como una especie de infiltrado argentino en el gobierno lulista, probablemente sea el próximo Canciller de Brasil. García, actual asesor estelar en política exterior del Palacio Planalto, entiende que el “interés nacional” de su país comulga con el “interés regional” de Sudamérica; por lo tanto, si es cierto que Brasilia marca el rumbo de la región, el proceso de integración del Cono Sur no sufrirá coletazos cuando Dilma Rousseff asuma la Jefatura de Estado el próximo 1º de enero.
  • Casi como una metamorfosis kafkiana, devino la mariposa y Brasil ahora comienza a volar con belleza femenina. Aquella joven guerrillera, que padeció la tortura de una dictadura asesina, con el esfuerzo de haberse recibido de economista y haber mostrado su capacidad en la gestión pública, llega a la presidencia luego de haber enfrentado su primera contienda electoral. La flamante presidenta Dilma Rousseff tiene el reto de marcar su impronta en un nuevo gobierno.