Observatorio Política Brasileña

Miradas al Sur

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domingo, 13 de marzo de 2011

Wellcome Obama. Miradas al Sur


Dilma prepara una recepción a toda orquesta para el huésped estadounidense.

La visita del presidente estadounidense al Brasil mantiene temas tradicionales de la relación entre ambos países e introduce nuevos tópicos bilaterales

La semana que viene, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, visitará Brasil acompañado de la primera dama Michelle y de sus hijas, Saha y Malia. Estará el 19 en Brasilia y el 20 en Río de Janeiro, con una programación aún no confirmada pero que prevé la visita a la favela “pacificada”, un chapuzón en una playa carioca y una cena íntima con Dilma Rousseff.
La visita de Obama implica una señal clara en la voluntad de mejorar las relaciones diplomáticas con Brasil. Teniendo presente que, a pesar de las declaraciones de admiración hacia Lula, durante todo su período de gestión Obama no visitó el país. Además, parece haber una convergencia en la reorientación de política exterior que se está perfilando en el gobierno de Dilma.
Cabe citar que el último en visitar Brasil fue George W. Bush, en 2007, en un paso relámpago de poco más de 24 horas para firmar un acuerdo en biocombustibles, un tema que acerca estratégicamente a ambos países. Para esta ocasión, Obama retoma el interés norteamericano por América latina, también pasará por El Salvador y Chile, y a su vez, trata de revertir el espacio perdido a mano de China en la relación comercial con Brasil, buscando fortalecer un vínculo con un país que tiene un claro liderazgo en la región.
En este sentido, la visita de Obama servirá para dejar atrás tensiones abiertas con el gobierno de Lula, como las críticas públicas que el ministro de hacienda Guido Mantega (que permanece en el cargo) y el ex presidente del Banco Central, Henrique Meirelles, hicieron el año pasado a la política monetaria de los Estados Unidos, que desvalorizó el dólar y generó una fuga de capitales y la pérdida de competitividad de los productos brasileños.
Este giro en la relación entre Estados Unidos y Brasil es diferente a la política de acercamiento que impulsaba Fernando Henrique Cardozo, parecida a las relaciones carnales de Menem, que en su momento infructuosamente intentaba ingresar del G-7. Ahora Brasil forma parte del BRIC (con Rusia, India y China) y es clara su hegemonía en el continente. Por eso, en la diplomacia norteamericana están atentos, porque entienden que hacia donde éste camina, marcha la región latinoamericana.
Es por eso, que la gestión Obama apostó a esta nueva relación desde el momento mismo de la elección de Dilma. Al día siguiente que ganó el ballottage, el mandatario norteamericano la telefoneó para felicitarla. Y si bien, por razones de agenda, no pudo estar en la asunción, ahora concreta un viaje que busca marcar esta nueva relación.
Existen temas que propician el cambio, como la posibilidad de acuerdos entre empresas brasileñas y norteamericanas para la explotación de petróleo en las aguas profundas del Pre-Salt, y otros puntos que pueden enfrentarlos, como las disputas comerciales por los subsidios al etanol de maíz concedidos por el gobierno demócrata, de hecho Brasil cuestionó a Estados Unidos en la misma OMC (Organización Mundial del Comercio).
Pareciera ser un buen momento para reencauzar las relaciones entre Washington y Brasilia. En ese sentido, esta nueva alianza entre Estados Unidos y Brasil tendrá como ejes principales “el desarrollo de energías renovables, el crecimiento global y la reconstrucción de Haití”, tal como afirmó Charles Luoma-Obverstreet, responsable para América Latina en el Departamento de Estado americano.
En ese sentido, la presidenta Dilma Rousseff y Barack Obama firmarán una decena de acuerdos bilaterales, que avanzan sobre la reducción, incluso eliminación, de las barreras sanitarias para productos como frutas o carne, aunque pareciera no haber disposición de suspender tarifas que inciden en los precios de las mercancías. Además, estarían abordando acuerdos en áreas de derechos humanos y desarrollo sustentable. Por otra parte, Estados Unidos no pierde la esperanza de revertir la decisión de Brasil de comprar los Dassault Rafale a Francia, por siete mil millones dé dólares, y opte por los F-18 norteamericanos.
Estos acuerdos implicarán una alianza estratégica entre Brasil y Estados Unidos. Según Marco Aurelio García, asesor presidencial en política exterior, marca “un momento de profundización de las relaciones económicas, comerciales, científicas, tecnológicas y políticas”. Un vínculo intenso que en términos comerciales alcanza unos 60 mil millones de dólares en intercambio.
A su vez, Dilma y Obama afinarán punta sobre temas de política exterior. En materia comercial, se da una convergencia en el endurecimiento que marcó la mandataria brasileña a la política de intercambios china. Además, en el marco en que los aliados norteamericanos en Medio Oriente se caen como castillos de naipes, Estados unidos buscará acercar a Brasil en su estrategia en la región, algo que está logrando con el cambio de posición respecto de Irán.
Y esta visita tendrá impacto interno en ambos países. En Brasil, los estados se disputan la visita de Obama, por ejemplo, el gobernador de Rondônia, Confúcio Moura (PMDB), pidió que su distrito sea incluido en la visita. Incluso en Río, las distintas favelas compiten por recibir al mandatario norteamericano. En tanto que en Estados Unidos, el discurso de Obama será seguido por la comunidad latina de ese país, que venía criticando el desinterés por la región de la actual gestión.



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Otras notas

  • “Muy orgullosa” dijo sentirse la presidenta Cristina Fernández de Kirchner por la referencia que el presidente estadounidense, Barack Obama, hizo de la labor de las Madres de Plaza de Mayo en ocasión de su discurso ante la asamblea de Naciones Unidas. Así se lo hizo saber al mandatario norteamericano, según informó en declaraciones a la prensa al comentar el almuerzo que mantuvo en la sede de la ONU, durante el cual compartió la mesa con el presidente de los Estados Unidos.
  • El diario Clarín destacaba en su edición del 2 de enero pasado que la presidenta de Brasil Dilma Rousseff no había citado a la Argentina en su discurso de asunción. En menos de 24 horas, se esfumó ese intento de buscar discordias bilaterales, cuando los cancilleres de ambos países anunciaron que la mandataria brasileña fijaba a Buenos Aires como primera visita internacional. Este offside periodístico elude los condicionamientos estructurales que tienen ambos países, tanto históricos como coyunturales, que los relaciona en forma estratégica y preponderante.
  • La presidenta brasileña Dilma Rousseff cumplió su primer viaje internacional. Y con una agenda de unas cinco horas, reafirmó el nuevo vínculo en la relación bilateral que establecieron ambos países a partir del eje que marcaron Inácio Lula da Silva y Néstor Kirchner, junto a Hugo Chavéz, de contraposición al Alca que impulsaba el ex presidente de los Estados Unidos, George W. Bush. En este encuentro con la mandataria argentina Cristina Fernández, con sólo seguir la crónica de la visita de Dilma al país, se puede comprender la nueva etapa en la integración binacional y regional.
  • La reacción de la Casa Blanca, por boca de la secretaria de Estado Hillary Clinton, que pasó por alto el acuerdo de Teherán y pretende avanzar en la política de sanciones, muestra la impotencia de Estados Unidos al verse desplazado del escenario global. Entre la maraña de declaraciones emitidas desde la semana pasada, vale la pena desenredar los hilos que muestran la creciente polarización entre Brasilia y Washington, que se traduce en la región sudamericana en una inevitable escalada que, en su momento, alcanzará niveles alarmantes.
  • Casi como una metamorfosis kafkiana, devino la mariposa y Brasil ahora comienza a volar con belleza femenina. Aquella joven guerrillera, que padeció la tortura de una dictadura asesina, con el esfuerzo de haberse recibido de economista y haber mostrado su capacidad en la gestión pública, llega a la presidencia luego de haber enfrentado su primera contienda electoral. La flamante presidenta Dilma Rousseff tiene el reto de marcar su impronta en un nuevo gobierno.
  • La cumbre de la Otan en Lisboa, del 19 de noviembre pasado, concluyó con un comunicado repleto de buenas intenciones. Sin embargo, la reunión mostró que el objetivo de la Alianza Atlántica sigue siendo el de proceder con la reorganización de sus fuerzas nucleares. Un informe muestra que Estados Unidos mantiene armas nucleares en cuatro países europeos de la Otan –Italia, Bélgica, Alemania y Holanda, violando, de esta manera, el tratado de no Proliferación.

En Brasil, boa noites amigos.

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En Brasil, boa noites amigos

Este saludo, con tonada brasileña, es familiar para los argentinos. Viene de los pastores neopentecostales evangélicos de la Iglesia Universal del Reino de Dios, que hoy pregonan en programas de televisión y que congregan en ceremonias, en sus majestuosos templos, a miles de feligreses, como lo hacen en Brasil. Esta vertiente es la expresión de una recomprensión de la corriente evangélica Pentecostal, difundida por medio de campañas con el ofrecimiento de curaciones o despojos demoníacos a través de diversos medios de comunicación social.
Su red en Brasil llega a 2.000 templos, con más de 10 mil pastores para unos 4 millones de fieles. A partir del módico precio de los diezmos de sus creyentes (incluso con fondos non sanctos, según acusaciones en ámbitos judiciales) esta iglesia devino en un imperio religioso que posee un Banco, dos periódicos, una revista, 30 emisoras de radio y una red televisiva centrada en la TV Récord, que se expande con 25 repetidoras a lo largo de Brasil, convirtiéndose en uno de los grupos evangélicos más importantes de ese país, lo que le permitió colocar a uno de sus miembros como vicepresidente de Lula (José Alencar) y consagrar una bancada de más de 30 diputados federales desde 1994.
Esta congregación forma parte de los 24 millones de evangélicos pentecostales en Brasil, que paradójicamente convierte al mayor país católico del mundo, con 138 millones, en el que más seguidores de esa religión tiene. Junto a la Universal Reino de Dios, iglesias como Asamblea de Dios o Renacer en Cristo están consiguiendo adeptos en Brasil de manera vertiginosa.
En las últimas elecciones, los representantes de las 15 organizaciones evangélicas más importantes de Brasil dieron un respaldo clave a la elección de Dilma, aunque algunos pastores manifestaran su disidencia por temas como el aborto o el matrimonio igualitario, que son puntos que quedaron en agenda de la mandataria.
En definitiva, el protestantismo que llegó a Brasil a principios del siglo XVI y que no tuvo gran desarrollo, en parte por la represión católica, ahora se encuentra con un fuerte crecimiento, especialmente de las iglesias pentecostales, que representan el 69 por ciento del total de los evangélicos de Brasil, que ya se estima en unos 37 millones de fieles y que cálculos estadísticos pronostican que para 2045 el 50 por ciento de la población brasileña promulgará con religiones de cuño protestante. ¿Amén?.

domingo, 6 de marzo de 2011

Los Brasileños van de comprar a Uruguay

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Los brasileños van de compras a Uruguay


La brasileña Petrobras controla un centenar de estaciones de servicio en Uruguay.
Las principales corporaciones verdeamarelhas se despliegan en el mercado global a partir de la internacionalización de sus inversiones. El país oriental es un fuerte caso testigo
En 2003, el ex presidente Lula Da Silva alentaba a empresarios a realizar inversiones fuera de Brasil. Les decía: “¡Por el amor de Dios, anímense a ser transnacionales! Miren quién se los dice…”, recibiendo un fervoroso aplauso en una conferencia en el Sheraton de Buenos Aires. La arenga tomó cuerpo recién con la sobrevaluación del real y la búsqueda de nuevos costos productivos a partir de 2006.
Con esta lógica, Brasil se impulsó al mundo global no sólo buscando colocar sus productos, que por cierto crecieron en la región, sino propiciando la instalación de empresas en otros países. Así, desde hace más de un lustro, las principales corporaciones brasileñas se despliegan a partir de la internacionalización de sus inversiones, avanzando en diversos rubros y países.
Tal como se comprometió Lula en ese momento, su gestión estuvo aliada a este proceso de transnacionalización, apoyando tanto a grandes como Gerdau y Ambev o a pequeñas redes como la paulista Mister Sheik. Obviamente, esta salida extraterritorial se dio esencialmente en los países del continente americano, con inversiones combinadas entre el gobierno y el sector privado, que en los últimos años superaban los 7,5 mil millones de dólares.
A través de herramientas de financiamiento con tasas subsidiadas, para inversiones de las firmas brasileñas en el exterior, fue la forma de plasmar las políticas de Estado a la expansión de las empresas. De hecho Petrobras aportó 3,8 mil millones de dólares y el Bndes (Banco Nacional de Desarrollo) otros 3 mil millones de dólares en más de 20 emprendimientos.
Como dato, el Bndes, principal ente oficial de fomento, cuenta con una oficina regional en el Uruguay, desde donde aportó capitales para la compra de Saman por parte de Camil y también a adquisiciones de Marfrig en la industria frigorífica, tal como lo ha hecho con otros negocios en el país oriental y en la región.
Este dato no es menor, porque el grupo Marfrig ya compró cuatro empresas en Uruguay (Cledinor, Tacuarembó, Colonia e Inhale). Siendo hoy la principal firma en la industria cárnica de ese país, con una capacidad de faena de 3.900 cabezas de ganado por día. A lo que se suman JBS y PUL (Minerva), marcando una hegemonía brasileña en el sector.
Si a la capacidad productiva de Marfrig, le sumamos la de JBS (de 1.100 cabezas) y la de PUL (Minerva) que realizó inversiones para alcanzar las 1.400 cabezas por día, sólo las tres empresas abarcan el 36 por ciento de la producción cárnica uruguaya, tal como lo informa el Instituto Nacional de Carnes de ese país.
La absorción de este sector de la economía uruguaya, le permite a Brasil competir en el mercado mundial de carnes, incluso con gigantes como las estadounidenses Tyson Foods y Cargill, a partir de la explotación del ganado uruguayo. Punto que no se agota en este negocio.
En el caso de la cerveza, la empresa Ambev, que surgió de la fusión de las emblemáticas Brahma y Antártica, se constituyó en un gigante de las bebidas, ubicándose en la disputa del mercado mundial. La corporación brasileña compró Norteña y Salus (y también Quilmes al grupo Bemberf en Argentina, propietario de Pilsen) acaparando el negocio maltero-cervecero del Uruguay.
Y si seguimos el monitoreo en la banda oriental, otro motor de la internacionalización brasileña es la estratégica Petrobras, que ha realizado inversiones en Bolivia, Perú y Ecuador. En el caso uruguayo, la petrolera maneja casi un centenar de estaciones de servicios y la distribución de gas.
Lejos de preocuparse, el gobierno uruguayo incentiva la radicación de inversiones brasileñas, de hecho, el presidente José Mujica propiciaba la inserción en la rama de siderurgia, para lograr que Uruguay se convierta en exportador de mineral de hierro a partir de los capitales que se radiquen allí.
Esa imagen de Gigante del Sur tiende a hacerse realidad con la presencia de inversiones brasileñas prácticamente en todos los países del continente americano, y como base para la proyección de sus productos, necesita reforzar las inversiones en los agronegocios, tal como se ve en Uruguay.
A su vez, los acuerdos recientes con Argentina, en infraestructura y energía, refuerzan el abastecimiento a las empresas brasileñas, a fin de garantizarles costos medios más bajos. Todo un proceso que avanza y es un desafío comprender y darse estrategias compensatorias ante esa tendencia de la séptima economía mundial hacia sus países vecinos.

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Otras notas

  • A todas luces, el ascenso de Dilma Rousseff se trata de un triunfo más del actual presidente, que luego de ocho años de gobierno se retira con casi 80 por ciento de aprobación. El apoyo popular a Lula es sólido, sostenido en el tiempo, y atraviesa todos los sectores sociales. Oponerse a Lula, dicen amigos brasileños, es como poner en cuestión la ley de la gravedad. Su hegemonía es tan fuerte que un anuncio publicitario de su adversario Serra incluye la imagen de Lula. Desde una mirada de larga duración, habrá un antes y un después de sus ocho años al frente de Brasil.
  • El conflicto argentino uruguayo por la instalación de la pastera de Fray Bentos se planteó en torno de la defensa ambiental y la administración de las aguas de un río compartido. La búsqueda de soluciones, que ahora parece bien encaminada, se refiere esencialmente también a las mismas cuestiones. Existe, sin embargo, otra dimensión fundamental desatendida.
  • Cuando se tratan los problemas de la acumulación de capital en la economía argentina, se emplea, con mucha frecuencia, la expresión "atraer inversiones". La misma sugiere que inversiones son fundamentalmente las que vienen del exterior como préstamos, compra de activos locales, creación de capacidad productiva o ampliación de la existente. Implica, asimismo, que el ahorro interno, las empresas locales y el sector público, no cuentan con los recursos ni con la capacidad, para realizar las inversiones necesarias para el desarrollo del país.
  • El diario Clarín destacaba en su edición del 2 de enero pasado que la presidenta de Brasil Dilma Rousseff no había citado a la Argentina en su discurso de asunción. En menos de 24 horas, se esfumó ese intento de buscar discordias bilaterales, cuando los cancilleres de ambos países anunciaron que la mandataria brasileña fijaba a Buenos Aires como primera visita internacional. Este offside periodístico elude los condicionamientos estructurales que tienen ambos países, tanto históricos como coyunturales, que los relaciona en forma estratégica y preponderante.
  • Paralelamente a la propuesta de llevar los haberes jubilatorios al 82% móvil, una porción de la oposición –apuntalada por los medios de comunicación hegemónicos– volvió a la carga con el supuesto mal uso que desde la administración pública se realiza con los fondos previsionales. Concretamente, y con escasa rigurosidad argumentativa, plantean que en lugar de utilizar “la plata de los jubilados” como asistencia de inversión a actividades productivas debería servir para mejorar los haberes.
  • En el 2005 el gobierno de Bush no ratificó el Protocolo de Kioto, porque consideraba que la aplicación del mismo era injusta al involucrar sólo a los países industrializados y excluir de las restricciones a los países en desarrollo.